https://assets.primaverasound.com/psweb/npk0vz3ipeuxxsmglmws_1641285901778.jpg

Firma invitada / Nunca tanto con tan poco

Padre boomer

L

a paternidad, sin duda, es algo maravilloso; sientes un amor que no sabías que podías experimentar. ¿Dónde estaba este sentimiento guardado? Tengo dos vástagos: un niño de catorce y una niña de doce. Intento pasar todo el tiempo que puedo con ellos; tiempo de calidad, por supuesto. Por ejemplo, el otro día me quedé con el mayor en casa, toda la tarde, estrechando lazos.

Papa, ¿puedo echarme una ‘play’? –me preguntó.

Claro –le contesté–. ¿Qué vas a hacer sino, leer?

Al momento se puso a jugar y realmente parecía que no había chiquillo, no daba follón ninguno. Pero al rato, cuando llevaba unas cinco horas, me interesé por lo que tenía entre manos; lo hice para que viera que tiendo puentes. Tras varios “¡nene!”, por fin conseguí contactar con él.

¿A qué juegas?

Al “GTA” –respondió sin dejar de mirar la pantalla.

La verdad es que no conocía el juego en cuestión.

¿Y qué haces?

Pues… estoy aquí en un almacén abandonado pillando droga, pero a estos tíos les voy a dar una paliza y luego me voy a ir de putas.

¡Vaya! Sí que le cunde”, pensé.

¿Qué personaje te has elegido, cariño?

Un ejecutivo de Bankia –dijo sonriendo.

“Lo estás haciendo bien, Joaquín”, concluí.

Hay que estar encima de los hijos, enderezar el árbol cuando aún está verde, como suele decirse. Y ser exigente con ellos. Yo les he apuntado a todas las extraescolares que hay y cuando digo todas es todas. Y no fue fácil porque se revolvían: “No podemos… ¡nos coinciden!”, se excusaban. Pero no cedí: “Si os coinciden, las juntamos”, sentencié. Y ahora los miércoles van a Karatekesis. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados