Libro

Eamonn Forde

Royalties de ultratumba. Cómo la industria mantiene vivo el nombre de un artista tras su muerte y sigue ganando dinero con su patrimonio musicalLiburuak, 2024

Pienso a menudo en la paternidad. Es un asunto serio. Cuando uno se convierte en padre todo su mundo se transforma, tu escala de valores se trastoca y te conviertes en alguien mucho menos egoísta. De la nada, como por arte de magia, brotan en ti nuevos sentimientos de protección y amor infinitos por esa personita desvalida que te acaban de colocar entre los brazos. De manera instintiva, te haces adulto de repente y comienza el verdadero camino de la madurez. También aparece por primera vez el miedo a la muerte. No solo a la propia, sino sobre todo a la de quien está a tu cargo y acaba de dar sentido a tu vida. Por fin tienes un propósito, sabes que tu labor como miembro de una especie es la de proteger a esa nueva persona que habrá de dar continuidad a nuestra historia común. Además, con el tiempo, comienzan a aparecer los pensamientos sobre tu legado: cuál será la huella que dejes tras abandonar la nave de la vida, qué podrás dejar a tus herederos. Esto último pueden ser solo recuerdos y enseñanzas, pero también puede ser un patrimonio material que los ayude, cuando tú ya no estés, a vivir de manera más holgada. De cómo se gestionan esos activos en la compleja industria discográfica, de los problemas o facilidades que pueden proporcionar según se manejen y de las muchas anécdotas que ya existen en torno a ello va este libro firmado por Eamonn Forde.

Son casi ochocientas páginas que arrancan con el caso paradigmático y fundacional de los patrimonios musicales, que se ha dado en llamar el “Elvis Muerto”. Por supuesto, se trata del legado de Elvis Presley, gestionado en primer momento con puño de hierro por su mánager de toda la vida, después –con mayor astucia y modernidad– por su viuda Priscilla y, más recientemente, también por su hija Lisa Marie Presley hasta su fallecimiento en 2023. Pero este es solo el primero de los muchísimos casos contenidos en la obra. A partir de aquí, desfilan patrimonios millonarios en eterna disputa por sus beneficiarios –el caso de Ray Charles o Bob Marley– y obras que han vivido una mejor y más inteligente explotación tras la muerte de sus creadores, léase Nick Drake. También legados gestionados con amor y buen gusto, como los de Elliott Smith o Jeff Buckley.

En la casuística entran también aquellos artistas que han dejado tras de sí una producción tan abundante que daría para años de lanzamientos, como Prince. Y otros cuya material inédito disponible es escaso, como el de Kurt Cobain. También se habla de otro tipo de legados, los de artistas aún en activo pero preocupados por que su trabajo se documente correctamente en el tiempo presente para así poder jugar sus mejores bazas en el futuro, como Radiohead, buen ejemplo de cómo recopilar todo el material posible para ponerlo al alcance de los fans y obtener justo rédito por ello desde ya.

Pero, más allá de casos singulares como este, la mayoría de las historias que aparecen en estas páginas hablan de artistas que ya no están entre los vivos y de cómo el futuro de una herencia creativa es, siempre, incierta. Ya sea la de un artista exitoso en vida que tras su muerte deja de tener la misma relevancia o todo lo contrario, alguien que no gozó de popularidad y cuyo legado ha valido millones tras su deceso. En este sentido, es paradigmático el ejemplo de la cantante de jazz y blues Eva Cassidy, quien durante sus años en activo pasó totalmente desapercibida para el gran público y que fue descubierta por millones de personas tiempo después de su muerte en 1996, generando desde entonces beneficios millonarios.

La inventiva a la hora de explotar el legado de un artista fallecido también juega un papel importante en la forma de obtener rédito de su figura y obra. Desde parafernalia basada en las prendas asociadas a la imagen del artista en cuestión hasta casi cualquier cosa que se pueda imaginar, como el restaurante con especialidades culinarias con nombres de canciones de Bob Marley con marca registrada. El libro transita por multitud de casuística relacionada con los derechos de autor y los diferentes modos de mantener viva la llama del comercio en torno a la creación de alguien ya desaparecido. Muestra ejemplos tanto de buena como de mala praxis por parte de herederos y albaceas, y explica cómo ayuda haber dejado preparado en vida un buen testamento.

“Royalties de ultratumba. Cómo la industria mantiene vivo el nombre de un artista tras su muerte y sigue ganando dinero con su patrimonio musical” (“Leaving The Building. The Lucrative Afterlife Of Music Estates”, 2021; Liburuak, 2024) se lee con facilidad gracias a que rehúsa los tecnicismos. Resulta ágil y ameno pese a que el tema pueda resultar farragoso como concepto. Pero también es cierto que, con semejante número de páginas y diferentes casos, se atasca por momentos. Para el lector casual no pasará de la curiosidad interesante, pero debería ser de obligada lectura para profesionales de la industria musical y estudiantes de derecho. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados