En la corriente

“En la corriente” (2024; se estrena hoy) es la duodécima película en que Hong Sangsoo y Kim Min-hee trabajan juntos. Su primera colaboración se remonta a “Ahora sí, antes no” (2015), Leopardo de Oro en el Festival de Locarno. Por aquel entonces, Kim alcanzaba la cúspide de su fama como una de las grandes estrellas del cine coreano de la mano de Park Chan-wook y “La doncella (The Handmaiden)” (2016). Sin embargo, esta fue la última película que la actriz rodó a las órdenes de otro director que no fuera Hong. En ese mismo año se desveló que ambos habían iniciado una relación. Hong estaba, presuntamente, separado de su esposa. Pero en Corea del Sur el adulterio sigue muy estigmatizado y divorciarse no resulta fácil si uno de los dos cónyuges no quiere. Así que Hong y Kim mantienen desde hace unos diez años una relación extramatrimonial, ante la negativa de la primera mujer del cineasta a concederle el divorcio. El escándalo que esto supone en su país de origen se traduce en una suerte de “cancelación” para ambos. Hong siempre se movió por circuitos alternativos, así que este ostracismo no ha afectado demasiado a su carrera. Pero Kim vio cómo toda una industria y sus tentáculos le daban la espalda.

Esta introducción un tanto extracinematográfica viene a cuento de una de las novedades que incorpora “En la corriente” en el juego de variaciones sobre las mismas estructuras que supone la filmografía de Hong Sangsoo. El director coreano ambienta esta película en el contexto de una universidad para chicas en la que la protagonista, Jeonim, a quien encarna Kim Min-hee, encarga a un tío suyo, un antiguo actor retirado por motivos políticos, la tutoría de una obra de fin de curso después de que expulsen al profesor que debía llevarla a cabo por comportamiento indebido (se ha acostado con tres estudiantes). A través de estos personajes, Hong incluye un subtexto sobre la censura política y la cultura de la cancelación, algo insólito en su cine, alérgico a todo tipo de mensajes sociales o discursos sobre el estado del mundo. El director parece hacerse eco sutilmente de su propia experiencia en este campo y decantarse por un cierto estoicismo al respecto. Ante este tipo de adversidades, la mejor actitud es seguir adelante sin alterarse demasiado, parece decirnos a través del filme.

Pero esta no es “la película de Hong Sangsoo sobre la cultura de la cancelación”. Su relación con Kim también ha dejado una huella clara en sus películas, diría que no del todo analizada. Desde que su actriz habitual es también su pareja, ha cambiado la representación de los personajes femeninos. Las protagonistas que encarna Kim ya no son el objeto del deseo para los personajes masculinos de la ficción. A menudo esto se traduce en que la atracción sexual o romántica en la trama se desplaza a mujeres mayores que la protagonista, como es el caso “En la corriente”, en que el tío no tarda en flirtear con la jefa del departamento en que trabaja su sobrina. Mientras estos personajes se enzarzan en un juego de seducción típicamente hongsiano, con algún encuentro en restaurantes bien regado por el alcohol, la película sigue el proceso artístico de Jeonim, que esboza dibujos junto al río para trasladarlos después a sus tapices. La mujer como artista enfrascada en su proceso creativo es el nuevo centro de atención del coreano. La tonalidad otoñal del filme devuelve un cierto aroma rohmeriano a esta película de Hong, una de las más lineales y “accesibles” de su filmografía, que incorpora aún otra novedad: el papel secundario que tienen las estudiantes y la atención que inesperadamente el director presta a sus inquietudes y desencantos. ∎