Conocemos a John Cage (1912-1992) fundamentalmente como un compositor revolucionario, pero más allá de su creación musical, Cage fue, sobre todo, un teórico musical, un ensayista y un filósofo. Su obra cumbre es posible que sea “Silencio. Conferencias y escritos” (Árdora Ediciones, 2002), una colección de ensayos y conferencias escritos entre 1939 y 1961, alguno de cuyos textos fueron ejecutados con diseños experimentales o, incluso, siguiendo estructuras rítmicas. Como ejemplo de esto último podemos referirnos a los sesenta y dos “Mesósticos sobre Merce Cunningham”, compuestos en 1971. Un mesóstico es un poema o texto “escondido” verticalmente en líneas sucesivas de textos horizontales. Es una variante del acróstico, que se compone de letras o sílabas que se colocan en medio de un verso y cuyas iniciales forman un nombre o una frase, difiriendo así del acróstico propiamente dicho (en el que la composición de la palabra se encuentra al principio de los versos) y del teléstico (que se sitúa al final).
“Diario: Cómo mejorar el mundo” –“Diary: How To Improve The World (You Will Only Make Matters Worse”), 2015; Caja Negra, 2025; traducción de Gerardo Jorge– es otra colección de textos en los que comenzó a trabajar en los años sesenta y que continuaría escribiendo, revisando y reorganizando durante las tres décadas siguientes, casi hasta su muerte, cuando todavía estaba trabajando en la novena de las diez secciones previstas. Aunque incluya la palabra “diario” en su título, no es lo que entendemos comúnmente como un “diario”, salvo por el hecho de que trabajaba en ellos de forma regular, diariamente o casi. Es, en realidad, como lo definió el propio Cage, “un mosaico de ideas, afirmaciones, palabras e historias”. Cage también explicaba el método seguido: “Cada día, determinaba mediante operaciones aleatorias cuántas partes del mosaico escribiría y cuántas palabras habría en cada una. El número de palabras por día debía ser igual o, según la última frase escrita, no superar las cien palabras”.
Comenzados en 1965, los textos se fueron publicando en tres volúmenes diferentes, editados por Wesleyan University Press. El punto de partida quería celebrar las ideas del arquitecto, inventor (fue el creador de la primera cúpula geodésica), activista medioambiental y profesor universitario estadounidense Richard Buckminster Fuller, que buscó a lo largo de toda su vida respuesta a la pregunta: “¿Tiene la humanidad alguna posibilidad de sobrevivir final y exitosamente en el planeta Tierra y, si es así, cómo?”, tratando de descubrir si un individuo podría mejorar la condición humana de una forma que no pudieran hacer los gobiernos, las grandes organizaciones o las empresas privadas. Fuller, a través de sus escritos, popularizó conceptos como “sinergia”, “nave espacial Tierra” y “efemeralización”, que consiste en la tendencia de la tecnología a hacer más con menos o hacer lo máximo con lo mínimo.
Con este punto de partida, Cage se lanzó a escribir una serie de textos aparentemente inconexos, en constante evolución, que constaban de datos, comentarios o recortes de prensa y apartes. Originalmente, los escribía con la por entonces revolucionaria máquina de escribir eléctrica IBM Selectric, la famosa máquina de escribir “de bola”, con la que podía utilizar una combinación de doce tipos de letra diferentes. Sin embargo, el proyecto se le hizo también “bola”, a pesar de continuar hasta bien entrados los años setenta. Los primeros textos aparecieron en dos colecciones de conferencias y escritos de Cage para la Wesleyan University Press, “A Year From Monday” y “M”, pero en los convulsos años del Watergate, Cage interrumpió el “Diario” hasta que prevalecieran circunstancias más apropiadas: el optimismo de los postulados de Fuller, de los que Cage era seguidor, parecía estar completamente fuera de lugar en esos años, aunque, animado por la opinión de sus alumnos, Cage retomó el proyecto y la octava y última entrega de esos textos –que abarcaba los años 1973-82– apareció en 1983 en “X”, su última colección de Wesleyan Press.
Como he avisado, los textos no se publicaron juntos, pero el sello discográfico alemán Wergo sí organizó, en cambio, la grabación de las ocho partes existentes de “Diary” en junio de 1991, en los estudios de grabación Powerplay de la comuna suiza de Maur, leídas por el propio Cage, al que se le aprecia su avanzada edad en el tono apagado de su voz.
Las diferentes intensidades tipográficas del texto encontraban su contrapartida estereofónica mediante cambios en los niveles de volumen y en la posición de la voz de Cage en los dos canales. Wergo tenía previsto ofrecerle la caja con estas grabaciones como regalo especial de cumpleaños al año siguiente. Sin embargo, ese gesto nunca se pudo materializar, porque Cage falleció en agosto de 1992, pocas semanas antes de cumplir 80 años, y la caja con los ocho CDs (y casi seis horas de locución, sin música) no aparecería hasta 1999 (se puede localizar en Spotify).
En 2015, Siglio Press publicó la primera edición completa de los diarios. Los escritos incluyen historias protagonizadas por numerosos amigos y colegas de Cage, entre los que se encuentran su pareja, Merce Cunningham, además de Marcel Duchamp, Marshall McLuhan, David Tudor y otros. En consonancia con el enfoque aleatorio con el que Cage creó muchos de estos textos, los editores Joel Biel y Richard Kraft aplicaron ese mismo método al diseño de su edición, que presentaba texto en diversas combinaciones del rojo y el azul originales color y un total de 18 fuentes de letra.
Diez años después de la aparición de esa edición, Caja Negra publica su traducción. En la edición no están las diferencias de colores, el azul y el rojo del original, pero sí están las diferentes tipografías y cuerpos de letra, las negritas, las cursivas, las mayúsculas, aunque no siempre se correspondan con los cambios existentes en el texto en el original en inglés.
Aunque, a primera vista, parezca visualmente caótico, ya que los efectos tipográficos le confieren una tactilidad única, como si las letras se hincharan fuera de la página, no se trata de un ejercicio Fluxus de adaptación contemporánea de los poemas optofonéticos dadaístas elaborados por Raoul Hausmann cincuenta años antes. En cuanto al contenido, si visualmente hemos dicho que puede parecer caótico, aquí el caos es más evidente: una receta de hojas de remolacha con yogur va seguida de un relato sobre una visita a un manicomio, a lo que le sigue una crítica de la educación moderna, seguida de una cita del presidente chino Mao Tse-Tung (personaje al que admiraba), y así sucesivamente. No es poesía lo que aquí tenemos, sino reflexiones (parecidas a los tuits de 140 caracteres de hace unos pocos años) que nos permitirían vislumbrar el final del siglo XX a través de los ojos de Cage. El optimismo sobre la posibilidad de mejorar el mundo es evidente en sus primeras siete partes, y solo en la octava, escrita a partir del caso Watergate que acabó con la vida política de Richard Nixon y quitó la venda de los ojos a toda una generación de estadounidenses, se percibe claramente el cinismo. En cualquier caso, su pertinencia, más allá del interés que uno sienta por la música de Cage, debiera ser mucha, dado que fue un intelectual de peso en su momento. Pero ya sabemos que el peso del intelecto, en los momentos actuales, es insoportablemente leve… ∎