Es extraño que una banda tan influyente como Pixies no cuente con un mayor número de publicaciones que aborden su biografía. Quizá sea por lo anodino y poco ligado a los excesos de su historia. O puede que tenga que ver con la intensa brevedad de su primera y decisiva etapa, aunque incluyera cuatro elepés imprescindibles para entender el rock que vino después. En cualquier caso, aquí tenemos por fin traducida al castellano la biografía oral “Engañar al mundo. La historia oral de una banda llamada Pixies” (“Fool The World. The Oral History Of A Band Called Pixies”; Liburuak, 2023; traducción de Eva Borrallo y Lucía Rodríguez) que los periodistas Josh Frank y Caryn Ganz publicaron originalmente en 2005.
El libro se centra en el grueso de su historia primigenia, la que los llevaría desde su fundación en 1985 hasta su separación oficial en 1993, aunque su parte final se haga eco de la primera reunión del cuarteto original para realizar una gira en el año 2004 y su fallido intento de publicar material nuevo: “Sam Thwok”, la canción que compusieron para ser incluida en la banda sonora de “Shrek 2” (Andrew Adamson, Kelly Asbury y Conrad Vernon, 2004) y que fue finalmente rechazada. Sin embargo, se queda a las puertas de lo que vendría en 2005 y, por motivos obvios, no incluye nada de su segunda y prolífica vida en los años posteriores –más allá de la salida definitiva del grupo de Kim Deal– que alcanza hasta nuestros días.
En cualquier caso, la historia de los de Boston no es la típica que se podría esperar de un grupo de rock. Incomprendidos en Estados Unidos en sus inicios, su música fue sin embargo recibida con los brazos abiertos desde el primer momento en Reino Unido, donde el sello 4AD editaría sus discos. Allí cosecharon no solo críticas inmejorables por parte de la prensa especializada, sino que se labraron el favor del público concierto a concierto y lograron gran fama en poco tiempo. Tanto es así que mientras en Europa llenaban recintos y festivales de gran aforo, en su país eran aún totalmente desconocidos.
Mientras todo esto sucedía, en el seno del grupo se pasó en poco tiempo de la camaradería y la complicidad a la hostilidad y la tensión, principalmente entre Black Francis (guitarrista, cantante y principal compositor, de nombre real Charles Michael Kittridge Thompson IV) y Kim Deal, bajista y corista (además de cantante principal de “Gigantic”, una de las canciones más populares del grupo). El carisma arrollador de Deal hizo que el público se enamorara de ella de manera natural mientras se veía incapaz de incluir más canciones de su cosecha al repertorio de Pixies, lo que desembocaría en el nacimiento de The Breeders, por entonces grupo paralelo y motivo de mayor tensión para Pixies. El rechazo entre las dos facciones de la banda no fue sino en aumento hasta que en verano de 1992 Francis envió un fax al resto de sus compañeros para informarles del final del grupo, primero de manera temporal y después definitivamente. En enero de 1993, él mismo lo haría público en una entrevista sin previo aviso.
En el libro, narrado en forma de historia oral, los cuatro miembros de la banda (los ya citados Deal y Francis, más el batería David Lovering y el guitarrista Joey Santiago) ofrecen su propia versión del relato, pero también cuenta con los muy interesantes puntos de vista de otros protagonistas de la historia, como los productores Steve Albini y Gil Norton, el exmarido de Kim Deal (John Murphy), Ivo Watts-Russell (el cofundador de 4AD) o Gary Smith, propietario de los estudios Fort Apache donde Pixies hicieron sus primeras grabaciones, entre otros. También hay intervenciones de otros músicos fans o compañeros tangenciales, como PJ Harvey, Bono (U2), Ian MacKaye (Fugazi), Perry Farrell (Jane’s Addiction) o Tanya Donelly (Throwing Muses, The Breeders, Belly), por citar tan solo algunos.
Todas estas intervenciones conforman un relato ameno, interesante, que evita con elegancia profundizar en el lado más morboso de la historia. No es este un relato de rock’n’roll sórdido en el filo de la navaja, sino la historia del proyecto más importante de la vida de cuatro personas que, por el camino, como si fuera un sacrificio necesario, perderían la buena relación entre ellos. A cambio son incontables los oyentes que llevan décadas escuchando con devoción sus canciones, que para muchos siguen siendo algunas de las mejores de la historia del rock’n’roll. De algún modo, este libro es una carta de amor a la música de Pixies. ∎