Libro

Juan Carlos León

Probablemente pensarás que esta canción habla de tiSílex, 2025

Este libro es como un juego. La premisa: bucear en la historia de la música para seleccionar canciones cuyo compositor utilizó el texto –total o parcialmente– para despotricar contra alguna persona de su entorno. Este último factor es importante, pues, como explica en su introducción el periodista y escritor Juan Carlos León (Jerez de la Frontera, 1970), decidió descartar los temas que atacasen a personajes públicos sin que hubiese ningún vínculo con su autor. “Eso no tiene mérito”, explica él acertadamente.

León selecciona un total de 32 canciones, todas anglosajonas y, la gran mayoría, pertenecientes al rock clásico. La mitad de ellas son de la década de los setenta. Digamos, pues, que hay cierto sesgo estilístico (posiblemente propiciado por ser el terreno que mejor domina el autor), lo que deja fuera, por ejemplo, todo el subgénero de las diss tracks popularizadas en el hip hop. La mayoría de las víctimas de los temas elegidos son mánagers o jefes de discográficas, seguidos de periodistas, de otros músicos rivales (dentro o fuera del mismo grupo) y alguna pareja sentimental, aunque no incide demasiado en otro subgénero tan manido como la canción de despecho. No se esperen aquí un Julio Iglesias versus Isabel Preysler ni un Shakira versus Piqué, vamos.

No hay un orden aparente en la secuenciación de capítulos (ni cronológico ni temático, ni de ningún otro tipo), pero en ese divertido caos de salseo musical uno se entera de muchas cosas. El primero y el último de los capítulos son tal vez los más potentes. Se abre con la archiconocida “You’re So Vain”(1971) de Carly Simon, de cuya letra se ha extraído el título del libro, para revelar que no, que no hablaba solamente de Warren Beatty. El cierre lo marca un tema menos famoso, “Not To Blame” (1994) de Joni Mitchell, de intrahistoria totalmente desgarradora y que no deja a Jackson Browne nada bien parado.

Como en tantas otras cosas, la palma aquí se la llevan The Beatles, que son los más representados en el libro, juntos o por separado. Con “Sexy Sadie” (1968) no solo sirvieron de inspiración al grupo mallorquín, sino que prácticamente inventaron este género para ajustar cuentas con el Maharishi Mahesh Yogi. Le debieron pillar gusto al tema porque, una vez disuelto el grupo, se aficionaron a tirarse dardos líricos los unos a los otros. Paul McCartney contra John Lennon y Yoko Ono en “Too Many People” (1971), Ringo Starr a McCartney en “Back Off Boogaloo” y Lennon a McCartney en “How Do You Sleep?”, todas en el mismo año. Este último título, por cierto, es el mismo que tomó no muy sibilinamente James Murphy para rajar contra su excompañero en DFA Records Tim Goldsworthy en uno de los temas del último álbum de LCD Soundsystem, de 2017. Este, por cierto, es el más reciente del libro y el único del siglo XXI junto a otra de las joyas de la corona, la monumental “Bloody Mother Fucking Asshole” (2005) de Martha Wainwright. El autor usa esa diatriba de la cantante contra su padre, Loudon Wainwright III, como ejemplo que da pie a hablar de todas las canciones con que esa estirpe de grandes músicos canalizó creativamente toda su violencia intrafamiliar en forma de canciones. Los trapos sucios se lavarán en otras casas, pero en la de los Wainwright-McGarrigle prefirieron hacerlo así. Del mismo modo, utiliza el “Second Hand News” de Fleetwood Mac para resumir todas las acusaciones e infidelidades cruzadas entre los miembros del grupo que hicieron de “Rumours” (1977) el álbum-cotilleo más popular de la historia.

Llama la atención que aparezcan dos temas de Sonic Youth. La historia de “Kool Thing” (1990) como hit alternativo con el que Kim Gordon afeaba la actitud machista de LL Cool J es maravillosa, pero desconocía que “Kill Yr. Idols” (1983) hubiese surgido de la ira de un Thurston Moore por una crítica negativa de Robert Christgau en ‘The Village Voice’. De hecho, este libro también me ha hecho pensar en que uno nunca será un periodista musical verdaderamente relevante hasta que algún grupo aún más relevante le dedique una canción para protestar por una mala reseña. Así, Matt Snow fue inmortalizad por Nick Cave en “Scum” (1986), Paul Morley por The Cure en “Desperate Journalist In Ongoing Meaningful Review Situation” –que, en realidad, era “Grinding Halt” con la letra cambiada, tal como los de Robert Smith la interpretaron en las Peel Sessions de 1979– y Nelson George, mezclado con el mánager Bob Cavallo, por Prince en “Bob George”, uno de los temas de “The Black Album” (1994).

Los piques entre músicos también dan para muchas historias. Algunos casos son famosos, como el de “Sweet Home Alabama” de Lynyrd Skynyrd (1974) como respuesta al “Southern Man” (1970) de Neil Young, aunque al canadiense también le cayó una buena por parte de sus compañeros de Buffalo Springfield en “A Child’s Claims To Fame” (1967). Como a Mick Jones por parte de Joe Strummer en “We Are The Clash” (1985), de The Clash sin Mick Jones. O a los miembros de The Sisters Of Mercy que se piraron para formar un grupo al que querían llamar The Sisterhood en “This Corrosion” (1987). Y, la más hilarante, la de Lou Barlow recién salido de Dinosaur Jr. contra J Mascis en “The Freed Pig” (1991), de Sebadoh. Como momento más WTF del libro, el increíble episodio del “Amarok” (1990) de Mike Oldfield: un largo tema instrumental que ocultaba un mensaje en clave, deletreado en morse, contra Richard Branson, de Virgin Records.

Se agradece especialmente de este libro que, pese a estar muy documentado, no se pierda en disquisiciones pretenciosas ni tampoco se quede en la mera narración wikipédica. Predomina su afán divulgativo y su intención de entretener, con un estilo conciso y ameno donde además el autor va metiendo sus propias pinceladas de opinión, a veces con bastante retranca, de modo muy fino. ∎

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