“Ama de casa”, el primer libro publicado por Maria Roig (Barcelona, 1995), no es en realidad un debut literario, sino una flor que se abre paso entre el asfalto de las calles que los hombres y el urbanismo han intentado domar a base de boquetes con tuneladoras y ruidos insoportables, como los taladros o la precariedad o la desesperación, pero cuya fuerza y naturaleza no puede ser arrancada del terreno al que pertenece y en el que ya arraigó.
Una flor cuya semilla llevamos viendo crecer y ser cuidada por Maria desde hace mucho en una red social (donde clara y literariamente Maria ya debutó) y a la que todas quisimos regar para tener la suerte de poder oler en nuestra casa, y que ahora, gracias a la editorial Lumen, a un GoFundMe y sobre todo a la perseverancia de su autora, podemos utilizar para embellecer nuestro corazón.
Maria, la ahora novelista, pero siempre escritora, siempre mágica, angélica, actriz, performer, cantante, compartió con el mundo los dolores de sus manos, que servían platos, vinos, sonrisas impostadas y sinceras en los cáterin de Copenhague para poder sostenerse económicamente mientras corría en sus brevísimos descansos a encerrarse en un lavabo a escribir notas para no olvidar las ideas con las que gracias a una campaña de mecenazgo (de tan solo 4000€) pudo sentarse a coser este libro, que inevitablemente es de guerra y de clase, de auges y caídas (incluyendo la mismísima caída de Dios).
Maria, la persona, respiró cuando se ahogaba con este ventolín económico que le permitió sentarse frente a su ordenador con una fuerza, que solo tiene la que sabe, que si no la ejecuta con precisión, volverá a los platos, una fuerza que grita en la tripa de quienes tal vez no tienen mucho, pero desde luego tienen un don.
La Niña de la novela, como Maria, también tiene que librar batallas costumbristas (y no por ello menos sanguinarias) para soñar, hablar o callar lo que toque para poder conservar el amor. Las obras que en 2005 traerán el metro al barrio barcelonés de El Carmel, permitiendo imaginar un futuro más conectado y menos angosto para sus vecinos, son la banda sonora y el escenario donde la protagonista de esta novela habrá de aprender lo insoportablemente cerca que estamos todos tanto de las cumbres más empinadas como del gran socavón.
Una novela en la que el polvo del extrarradio y de las crisis, no solo la económica, sino también la del matrimonio de sus padres o la de su propia fe, se nos meterá a los lectores en los pulmones dificultándonos también la respiración, pero cuya poesía y belleza serán la medicina con la que Maria nos salva del sufrimiento, convirtiéndolo en compasión. ∎