Libro

Miguel Ángel Oeste

Perro negroTusquets, 2024

Esto, aviso importante, no es una biografía. O, por lo menos, no una convencional. Parafraseando aquello que decía Rodrigo Fresán cuando aseguraba que “El fondo del cielo” no era una novela de ciencia ficción, sino con ciencia ficción, podría decirse que “Perro negro” no es una novela de Nick Drake, sino con Nick Drake. O, como ha venido repitiendo Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1973) durante las entrevistas promocionales, una novela de vampiros sin vampiro.

Una historia de fantasmas en la que el espectro de Drake, maltrecho icono de la canción susurrada desde otra dimensión de cuya muerte se cumplen ahora 50 años, lo envuelve y empapa todo. Humedad pegajosa con denominación de origen “Vengo de ese miedo”, la maravillosa y espeluznante novela sobre el maltrato familiar que Oeste publicó en 2022, que desemboca aquí en un fascinante retrato de la obsesión, el dolor y la fina, finísima, línea que separa la hipersensibilidad de la enfermedad mental y el trastorno clínico.

“Hoy se dice que fue como un guía, un ángel, un profeta. Se equivocan. Nick te muestra la oscuridad del más allá. Te cubre con ella para alimentarse. Y si no estás prevenido o no tienes la entereza suficiente, sucumbirás sin remedio”, le dice Janet Stone a Richard West en las primeras páginas de “Perro negro”. Ella es una vieja amiga del músico; él, un actor que quiere hacer una película sobre la vida del autor de “Pink Moon” (1971). Los dos, personajes de ficción que nacen y crecen alrededor de los versos heridos de “Northern Sky”, contemplan la sombra de Drake desde el presente y, poco a poco, acaban engullidos por las tinieblas. Quizá se entiende todo un poco mejor tras saber que Richard no es más que un trasunto del actor Heath Ledger, cuya muerte en 2008 a los 28 años guarda oscuros paralelismos con el suicidio de Drake a los 26 en 1974.

El éxito (o, como en este caso, su clamorosa ausencia), la depresión y la memoria como herramienta para reescribir la propia historia son algunos de los temas que aborda Oeste en una novela que se remonta a una década atrás, cuando el malagueño publicó en tirada reducidísima una primera versión del libro bajo el título de “Far Leys” (zut, 2014), nombre de la mansión de los padres de Drake en Tanworth-in-Arden. “Más de una década después, regreso a aquel lugar. Pero ahora soy otro. Y aunque es verdad que la escritura permanece, no me engaño, el que escribe es otro Oeste”, reconoce el autor en el epílogo para dar cuenta de una metamorfosis con la que, sin duda, la novela ha salido ganando.

Porque, además de recomponer la deslavazada y misteriosa biografía de Drake utilizando la ficción como cola de contacto y masilla para rellenar huecos, el autor de “Arena” (2020) ha armado un hermoso rompecabezas con fogonazos del Swinging London, los (no tan) maravillosos años sesenta y el presente como espacio de tensión, confusión y atentados terroristas como el de Londres en julio de 2005. Una novela que, sí, suena a “Time Has Told”, a “River Man” y “Things Behind The Sun”, pero que, sobre todo, le pone palabras a la belleza atropellada y a las vidas arrasadas por el dolor y la soledad. ∎

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