Libros

Óscar Alarcia / Félix Frog2000

Tiny Tim. De puntillas por los tulipanes / Butthole Surfers. Mal café tejanoLibritos Jenkins, 2025

Desde los márgenes y con los márgenes: Libirtos Jenkins inicia colección de pequeño formato –Colección Micro Bio– con dos de los entes más peculiares que han deambulado por los anchos campos de eso que llamamos música pop.

El número 1, a cargo de Óscar Alarcia (autor del recomendabilísimo “Universo John Zorn”; Libritos Jenkins, 2020; tercer mejor libro-pop del año para Rockdelux), se sumerge en la vida y milagros de Herbert Butros Khaury, Tiny Tim (1932-1996) para los archivos del arte. El músico de Nueva York se convirtió durante algunos años en una de las figuras más estrafalarias del universo pop: imagen y voz le dieron todas las papeletas para transmutarse en un insólito freak que paseaba su peculiar arte por todo tipo de escenarios y platós de televisión. Pero Tiny Tim fue algo más, especialmente divulgador incansable de lo más ignoto del cancionero norteamericano. Desde su pedestal, El Canario Humano –uno de sus múltiples seudónimos– se embarcaba en sorprendentes performances que oscilaban entre lo raro y lo naíf, entre un profundo conocimiento del material que interpretaba y las ganas, más o menos involuntarias, de epatar. Idolatrado (es un decir) durante los años de ebullición hippy, Tim también se apropió a su manera de partituras de The Rolling Stones, Pink Floyd, The Beatles y The Doors, entre otros muchos contemporáneos.

Alarcia detalla minuciosamente en clave fan la trayectoria del rey del falsete (y del ukelele) con profusa información sobre su discografía (y extraña filmografía), además de hurgar en su entorno familiar y en su, digamos, un tanto peculiar vida amorosa y sexual.

Félix Frog2000 –husmeen en su blog–, en el número 2, se zambulle en la vida y milagros de Butthole Surfers, una de los troupes más extrañas surgidas del estado de la Estrella Solitaria. Los de San Antonio –con Gibby Haynes y Paul Leary a la cabeza– comenzaron a inflar su tóxico globo de sonido en los inicios de la década de los ochenta y durante su larga trayectoria –estuvieron en activo hasta 2016– se dedicaron a sabotear a placer las plantillas del hardcore, del noise, de la psicodelia, del punk, del indie rock y de lo que se pusiera por delante. Del underground más estricto a una major como Capitol –a la que arribaron, como otros muchos, gracias al efecto Nirvana–, los texanos firmaron verdaderos ovnis discográficos –por no hablar de sus legendarias y caóticas prestaciones en directo– como “Rembrandt Pussyhorse” (Touch And Go, 1986), “Locus Abortion Technician” (Touch And Go, 1987) o “Electriclarryland” (Capitol, 1996), todos –y más– convenientemente radiografiados por Frog2000.

Ambos volúmenes –que pueden conseguirse aquí– incluyen abundante material gráfico –en blanco y negro– con fotografías y portadas de discos. ∎

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