Philippe Squarzoni

Experimentamos a diario las ventajas que conlleva la digitalización de nuestro mundo: comunicación instantánea, redes sociales, streaming, trámites online. También somos conscientes de los peligros que implica, desde la ciberdelincuencia hasta el uso consentido (o no) que se hace de nuestros datos, pasando por la imparable adicción a las pantallas de la que tanto alertan los sociólogos. Pero hay un aspecto que pasa ligeramente inadvertido: el devastador impacto que toda esta tecnología tiene en el medio ambiente.

El francés Philippe Squarzoni (1971) ha sido observador de Derechos Humanos en zonas conflictivas del planeta y ha trabajado en diversos proyectos de resolución de conflictos. Su compromiso lo ha llevado a abordar en viñetas temas como el peligroso Baltimore de David Simon, el infanticidio, el Holocausto, la discapacidad mental o los entresijos del neoliberalismo. “La oscura huella digital” (2022; Errata Naturae, 2023, traducción de Elena Pérez San Miguel) es una continuación natural de su anterior y premiada novela gráfica, “Cambio de clima” (2012; Errata Naturae, 2022), donde abordaba en forma de ensayo en viñetas el calentamiento global.

Squarzoni ha realizado una considerable labor de investigación y pone en evidencia la inacción política y la hipocresía de las multinacionales, que tergiversan la realidad con la publicidad para venderse como solución ecológica, evitando mencionar los procesos contaminantes en los que se basan, los peligrosos residuos que generan o la explotación de recursos humanos y naturales. Y lo hace abriéndonos los ojos ante documentados datos, como el curioso ejemplo de los cables de internet que cruzan los océanos y que alcanzan una longitud total superior a treinta veces la circunferencia terrestre y, aunque tienen una vida útil de veinticinco años, se renuevan mucho antes porque se quedan obsoletos. También rompe algunos mitos, como la promesa de que la informática acabaría con la impresión en papel o con los desplazamientos por trabajo.

Resulta inevitable comparar formalmente “La oscura huella digital” con “El mundo sin fin” (2021; Norma, 2022), de Jean-Marc Jancovici y Christophe Blain, otro reciente ensayo que, tratando el mismo tema, emplea recursos muy diferentes. En este último, Blain hace uso de la caricatura y el diseño de página para mostrarnos de manera gráfica los efectos del cambio climático guiado por el verbo de su interlocutor, el especialista Jancovici. Por su parte, Squarzoni, con un registro más realista y una rejilla de viñetas más convencional, intercala el libro con tres tipos de capítulos: unos en los que lo vemos interactuar con su hija en el día a día durante el confinamiento, otros donde los abrumadores y exhaustivos datos dejan en segundo plano a los dibujos, y un tercero que confía al lector la interpretación de unas secuencias de simbólicas imágenes. El autor finaliza su análisis proponiendo soluciones individuales y políticas, que pasan por la moderación del uso de las tecnologías digitales. Algún teórico como Jonathan Crary ha ido más allá en un reciente ensayo (no gráfico) sobre el tema. Su “Tierra quemada” (2022; Ariel, 2022) comienza así:“Si ha de existir un futuro habitable y compartido en nuestra planeta, este será desconectado, independiente de los sistemas y operaciones del capitalismo 24/7 que están destruyendo el mundo”. ∎