Libro

Questlove

Hip-Hop es historiaAlianza, 2025

Todo empieza algún día. Una verdad tan incuestionable como que, pongamos por caso, la Segunda Guerra Mundial empezó el 1 de septiembre de 1939, fecha en que la Alemania nazi invadió Polonia en la “Operación caso blanco” (en alemán, fall weiss), con la que Hitler quiso alertar al mundo de su poder militar. Así lo narran los libros de Historia. Y aun así, aunque irrefutable, siempre hay matices. Precedentes y antecedentes en los que se fijan los cimientos de los relatos: la Segunda Guerra Mundial, en Europa, halla sus causas en los conflictos no resueltos tras la Primera Guerra Mundial.

Se da por hecho que el hip hop nació el 11 de agosto de 1973 en el 1520 de la avenida Sedgwick del barrio del Bronx en Nueva York. Aquella tarde una adolescente nacida en Jamaica de nombre Cindy Campbell montó una fiesta en el patio interior del edificio en el que vivía. La entrada costaba 25 centavos para las chicas y 50 para los chicos. La jarana estaría amenizada por su hermano Clive, quien, cuando se situaba tras los platos, se hacía llamar Kool Herc.

Hace dos años, en 2023, Ahmir Khalib Thompson, Questlove (Filadelfia, 1971), recibió un encargo de la organización de los premios Grammy: montar un homenaje al género del que, seguramente, sea su máximo conocedor y embajador, para conmemorar su 50º aniversario. El batería de The Roots y director de cine, ganador de un Óscar al mejor documental por el maravilloso “Summer Of Soul… (Or The Revolution Could Not Be Televised)” (2021), aceptó pensando que dispondría de una hora o más, en la que podría contar con los nombres más relevantes del rap sobre el escenario, reviviendo las barras más icónicas del estilo. Jajajaja. Le dieron 18 minutos. Y de la lista de estrellas que había diseñado, de la gran mayoría obtuvo un “no” como respuesta. Los que acudieron a su llamada lo hicieron alardeando de un ego más grande que el área metropolitana neoyorquina.

Questlove sacó varias conclusiones de aquella gala. La primera, aprender a decir no. Porque no vale la pena llegar a un nivel de estrés tan alto que provoque que, literalmente, se te caigan los dientes por agotamiento. Segunda, que en su exploración a través de la historia del hip hop, materia en la que es experto, acabó por corroborar que aquella fecha fundacional del 11 de agosto de 1973 era más simbólica que real. Puede que fuera una tarde importante en la eclosión del género, pero no fue su primer chispazo. Y aunque se había prometido tomarse las cosas con más calma, se propuso escribir un libro, otro en una bibliografía que ya suma más referencias que días tiene la semana, en el que exponer su teoría sobre el devenir del rap. Este libro es “Hip-Hop es historia” (“Hip-Hop Is History”, 2024; Alianza, 2025; traducción de Ladislao Bapory), escrito con la colaboración del periodista Ben Greenman –de hecho, Greenman ha puesto orden a los pensamientos de Questlove en todos sus libros– y una auténtica delicia de lectura para todxs aquellxs que sean mínimamente nerds de la historia ya no solo del rap, sino de la música en general.

“Hip-Hop es historia” empieza su recorrido mirando atrás. Poniendo los puntos sobre las íes de esa supuesta paternidad del género en aquella tarde de agosto de 1973. Questlove no le resta méritos a la fecha, pero reivindica todo lo que había sucedido anteriormente en la música negra. Suma de antecedentes, precedentes y referentes de todo tipo; de Ray Charles a Aretha Franklin, de James Brown a la música disco, de Gil Scott-Heron a The Last Poets; y luego ya sí, claro, las block parties del Bronx.

Saldadas las deudas históricas, entra en materia deconstruyendo las cinco décadas de un género que, juntamente con el punk –estilo coetáneo con el que Questlove establece diversas comparaciones, especialmente por ser corrientes que dieron vía de salida a aquellos que no podían aspirar a más–, resuena como una de las últimas grandes revoluciones –si no la última, hoy la presencia en sociedad del hip hop, directa o indirectamente, en lo musical pero también en otras expresiones como la moda, es constante– en la historia de la música.

La tesis de Questlove parte de la teoría de que el hip hop es, desde su inicio y hasta hoy, un género en constante innovación. Evolución que traza en etapas de cinco años desde 1982 a 2022, en las que el rap nace, crece, se reproduce y muere para volver a iniciar un nuevo ciclo con etapas idénticas pero diferentes estructuras sonoras y distintas temáticas en las rimas. Además, asocia –y no es menor– cada capítulo quinquenal a una droga –alcohol, crack, hierba, éxtasis, jarabe para la tos, MDMA, analgésicos y opioides– que ayudó o arruinó, en lo creativo y en lo vital, la escena del momento.

Enciclopedia del género –Questlove seguro que es capaz de recitar de memoria los infinitos y muy diversos samples que The Bomb Squad usaron en sus producciones para Public Enemy, conocimientos que vierte en el libro–, el gran atractivo de este “Hip-Hop es historia” es cómo enlaza el recorrido del rap con su crecimiento como persona: el crío de ocho años al que le cambió la vida la primera vez que escuchó el “Rapper’s Delight” de Sugarhill Gang; la irrupción de Run DMC, Public Enemy, NWA, Nas, De La Soul o A Tribe Called Quest; la guerra de costas escenificada en la gala de los premios ‘Source’ de 1995; 2Pac, Biggie, Jay-Z, Snoop, Eminem, Kendrick, Drake, A$AP Rocky... para, medio siglo después, ser uno de los miembros más destacados del gremio admitiendo, con humor y deportividad, que hay cosas que ya se le escapan y no entiende. Un relato que no rehúye lo académico pero que seduce en lo personal. Y, cuando eso se consigue, relatar desde el yo más emotivo eludiendo el ego es la mejor manera de narrar una historia colectiva. Aunque sea una historia tan fascinante como compleja como la del hip hop. ∎

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