Lo que en un principio parecía ser una serie que hablaba sobre el logro final del capitalismo –separar mediante un chip la conciencia del trabajador para convertirlo en dos, el dentri que vive encerrado dentro de la sede de empresa y el fueri que lleva su vida ignorante del otro, una escisión que permitía mayor productividad– ha demostrado ser una propuesta cada vez más compleja que se adentra en cuestiones fundamentales sobre la psique humana: la segunda temporada de “Separación” (2022-).
La serie creada por Dan Erickson, pese algunos excesos narrativos y ciertos bajones, fruto en realidad de la libertad con que está escrita, cosa que se agradece frente a la uniformidad reinante, se centra nuevamente en los cuatro protagonistas que trabajan en el Departamento de Refinamiento de Macrodatos de la empresa Lumon –Mark, Helly, Irving y Dylan– y aborda sus complejas relaciones con sus yoes del exterior. De hecho, el tema que más se desarrolla durante esta temporada es la lucha de poder entre los dentris y los fueris, y cómo especialmente los dentris luchan por su derecho a existir, ya que si el fueri decide dejar el trabajo, ellos simplemente desaparecerán dentro del océano del subconsciente del otro, ya por siempre sin voz.
Uno de los momentos más memorables de la serie es cuando Mark entabla una conversación con su fueri, su doble de Lumon. En la escena vemos cómo entra en una sala donde tiene una conciencia y cuando sale, tiene otra. Para comunicarse, ambos graban su conversación con una cámara. Es en ese momento cuando los dos Mark toman consciencia de que el otro verdaderamente existe y que tiene otra forma de ver las cosas. Un ejemplo de doppelgänger llevado al extremo. La discusión se hace cada vez más violenta, porque el dentri intenta hacer comprender a su otro yo que también tiene una vida en Lumon. El fueri de Mark entiende que su dentri es feliz porque se ha enamorado de otra empleada, Helly, y no quiere perder ese amor, cosa que él perdió tras la desaparición de su esposa. El personaje de Dylan vive algo semejante cuando descubre que su dentri le está siendo infiel con su propia esposa. Ella está visitando a la otra versión de su marido en Lumon, un hombre inocente, tierno y lleno de ilusión, muy diferente al frustrado y amargado Dylan del exterior. En el caso de Helly, cuyo fueri es hija del jefe de la empresa Lumon, cuando ve que su dentri se ha enamorado de Mark decide suplantarla, robándole físicamente la identidad a su dentri para vivir ese amor que ella en el mundo exterior no consigue.
Surge entonces una de las ideas más interesantes de la serie: ¿Y si los dentris encerrados son más felices que los fueris? Los dentris viven finalmente todo como si fuera nuevo, son inocentes, frescos y abiertos frente al miedo, la tristeza y la frustración de los fueris, que cargan con la pesada losa del pasado, de la memoria.
Es a partir de esta idea cuando esta segunda temporada muestra su mayor giro narrativo, momento en que se nos cuenta cuáles son los verdaderos experimentos de Lumon y qué tienen que ver con la mujer de Mark, que él pensaba estaba muerta pero que sin embargo se encontraba también encerrada en Lumon. Con ella están probando el objetivo final: lograr que la gente pueda ser dividida en dos, del tal forma que el dolor, el trauma (en el caso de Ms. Casey/Gemma no poder tener hijos), quede atrás y puedas ser feliz, como si tu cabeza fuera un disco duro particionado y cada parte quedara totalmente aislada de la otra. ¿Es esa finalmente la verdadera felicidad?