Álbum

Ale Hop

Why Is It They Say A City Like Any City? Karl, 2022

Proveniente de la interesante escena underground de Lima, Alejandra Cárdenas estuvo años jugando en terrenos pop y post-punk hasta que, en 2015, se trasladó a Berlín, su actual cuartel general de operaciones. Allí ha arraigado su proyecto más personal, ambicioso y mutante, el que se esconde bajo la máscara de Ale Hop.

Ahora llega “Why Is It They Say A City Like Any City?”, su cuarto álbum: un tapiz de efectos, digresiones sonoras, voces filtradas de un espacio irreal, interferencias y toda clase de inflexiones eléctricas invocadas desde su abstracta manipulación de las seis cuerdas.

Con estos ingredientes, la nigromante peruana hace del drone un uso cuasi folclórico, tal como sucede en “Mayu Islapi”, en la que parece haber sido guiada por los estudios realizados por Florian Fricke, basados en la relación de los sonidos con la sanación del cuerpo humano. Esta misma canción está sujeta a un rito chamánico surgido de una de las colaboraciones que fue sumando durante el confinamiento. De esta conexión con distintas voces fue emergiendo un corpus artístico modelado a raíz de la visión de un espacio geográfico imaginario en forma de catalizador creativo mediante el cual descubrir formas renovadas de investigación.

De esta ambición, surgen milagros como “Latitud 0”, arqueología dance con genoma de musique concrète y cuajada con tempo slow motion. Crisol de sensaciones surgidas de un mosaico alucinógeno de voces y efectos hipnagógicos que parecen haber sido procesadas desde la mesa de operaciones de Delia Derbyshire.

Solo por “Latitud 0” la existencia de este LP ya estaría más que justificada; un diario de viajes que desafía su propia concreción temporal y geográfica a través de una jungla de sensaciones perdidas en tiempos remotos. Esto también sucede en “They Thought Of Themselves”, otra muestra de que, por momentos, este disco resuena como un primo lejano estático de “Sextant” (1973), el clásico de Herbie Hancock en el que, junto a Mwandishi, abrió la puerta a la experimentación sensorial hasta niveles de percepción y fisicidad jamás vistos anteriormente en terreno jazz/avant-garde.

En cortes como este último es donde mejor se percibe la metodología empleada en torno al uso de las grabaciones de campo, técnica primordial en este trabajo de rotación en modo loop, tal como sucede en un ejemplo tan evidente como “Chiapas y Phinaya”, donde asistimos a otra demostración de cómo reimaginar los significantes de la pulsión electrónica a través de casi siete minutos de pura artesanía heterodoxa. La misma a partir de la que Alejandra encadena otra muestra proverbial de su dominio de la materialización de un espacio único entre texturas glitch en crudo y rítmica inmóvil. ∎

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