Álbum

Ariana Grande

eternal sunshineRepublic-Universal, 2024

En tiempos de sobrexposición mediática –ya sea en redes sociales, documentales para grandes plataformas de streaming o reportajes fotográficos–, los álbumes se han convertido en el complemento perfecto para entender a las estrellas del pop confesional. Ariana Grande, que se matriculó cum laude en el subgénero con “thank u, next” (2019), vuelve ahora con su primer larga duración en más de tres años (jamás había tardado tanto en publicar un LP) y, si no estás al día sobre su agitada vida amorosa, es muy probable que te pierdas, porque escuchar “eternal sunshine” sin ese contexto es como ir ver “Dune. Parte 2” (Denis Villeneuve, 2024) sin haber visto la primera. Vamos, una locura.

Total, que la última vez que escuchamos a Ari, en “Positions” (2020), la teníamos locamente enamorada de un gerifalte de la industria inmobiliaria californiana, Dalton Gomez, y eso permeaba en un trabajo radicalmente optimista en el que la protagonista se mostraba devota del poder del amor. Spoiler: la cosa no acabó bien. En 2022 se divorciaron, luego conoció a Ethan Slater –un tipo que encarnó a Bob Esponja en Broadway– en el rodaje de “Wicked: Parte 1” (Jon M Chu, 2024), se enamoraron y él dejó a su novia de toda la vida, con quien tenía un hijo. Los tabloides no tardaron en acusarla de destrozahogares y ahora Ariana ha decidido poner orden a todo, a contar su versión de los hechos en “eternal sunshine”, un disco ligeramente conceptual que se inspira libremente en “Olvídate de mí” (Michel Gondry, 2004), protagonizada por Kate Winslet y Jim Carrey, sobre dos ex que piden borrar los recuerdos del otro solo para volver a encontrarse.

“eternal sunshine” llega precedido de un sencillo de adelanto, “yes, and?”, que es el retorno sonado que cabría esperar después de tanto tiempo. Pura exuberancia ballroom en la que Ariana Grande adapta el hedonismo house de la Madonna de “Vogue” a los tiempos de TikTok y sirve cacahuetes a la galería de detractores: “Tus asuntos son tuyos y los míos son míos / ¿Por qué te importa tanto la polla de quien cabalgo?”. La canción se sitúa en el filo de la navaja entre homenaje y plagio (inicialmente se hablaba de que samplearía el track, pero finalmente se quedó en mimética interpolación), como también lo hace el segundo single, “we can’t just be friends (wait for your love)”, esta vez mirándose en el espejo de la melancolía bailable de Robyn y su gran himno al llorar en la pista de baile que es “Dancing On My Own”.

Aunque sus cimientos siguen siendo muy deudores del R&B noventas marca Mariah Carey y la hoja de créditos es cada vez menos diversa (Ariana se ha convertido ya en la compositora principal, obviando completamente a su antaño socia Victoria Monét, y Max Martin produce once de sus trece canciones), “eternal sunshine” ofrece suficientes quiebros estilísticos para no acusar a Ariana de inmovilista. “bye”, por ejemplo, es un luctuoso intento de ponerse el traje de lentejuelas para protagonizar un número disco orquestal a lo Studio 54 en el que, aunque exhibe cierta vulnerabilidad al proclamarse rehén de sus lágrimas, reúne la fortaleza para mandar a paseo a un antiguo amante.

El álbum luego se repliega hacia posiciones más defensivas y angustiadas, entre recriminaciones e interludios alrededor del retorno de Saturno, una suerte de crisis de los 30. Pero pronto vuelve a alzar el vuelo, primero con “the boy is mine”, un homenaje al clásico de Brandy y Monica, quizá menos evidente que el de los singles anteriormente mencionados gracias a enmarcarse en un sonido más dosmiles. Y, luego, ya hacia el final, en la dupla formada por “i wish i hated you” e “imperfect for you”, donde abandona el sonido maximalista de Max Martin en favor de una intimidad en forma de nana y guitarras distorsionadas, respectivamente. Es su manera de casar su corazón roto con un sonido destartalado, casi lo-fi. No lo vamos a negar, nos hubiese gustado escuchar más de eso.

El disco se cierra con una “ordinary things” que incluye la única colaboración acreditada, una grabación de la abuela de Ariana, Marjorie, donde parece dar respuesta a la pregunta que se hace la vocalista en la primera canción del álbum: “¿Cómo puedo saber si estoy en la relación correcta?”. Ella responde: “No te vayas a la cama sin que os deis el beso de buenas noches y, si sentís que no os podéis dar el beso de buenas noches, es hora de irse, estás en una mala relación”. Palabras de sabiduría que sirven como guinda a un pastel en el que parece que Grande toque por fin con los pies en el suelo y haya aprendido que hay que medrar en las imperfecciones y que, sin compromiso, no se llega a ninguna parte.

Hasta que se canse de eso. ∎

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