Álbum

Band Of Horses

Things Are GreatHuger Lewis And The Dudes-BMG, 2022

Luego de un parón discográfico de seis años, Ben Bridwell regresa con un álbum que, a pesar de –o quizás gracias a– cambios significativos en las filas de la banda y tribulaciones personales, logra desenterrar a Band Of Horses de los escombros donde rondaba sepultada tras unos años de piloto automático que culminaron, hará una década, en un serio bajón creativo (véase Mirage Rock”, 2012). En términos de tono persisten las díadas aparentemente contradictorias que la voz de Bridwell (de una punzante emotividad que a veces amenaza con mutar en algo más bien flemático) consigue cuajar –lo frágil y lo férreo, lo glacial y lo cálido, lo onírico y lo terrenal–, y compositivamente hablando no se ha sujetado la fórmula habitual a una reinvención extensa; sin embargo, en esta ocasión el producto resultante queda más cerca de lo agradable que de lo anodino.

Tras arrancar con la épica indie-rockera de “Warning Signs”, el álbum presenta una remesa anticipable de pistas de ritmo sosegado que discurren sobre la fina línea entre el galopar y el arrastrarse: “In The Hard Times”, erigida sobre un sólido riff que desvela familiares concesiones al folk-country; “You Are Nice To Me”, cuya producción, que yuxtapone un fuzz guitarrero ultrapedaleado con un raspado de ukelele casi folktrónico, es probablemente la más interesante del disco; “Tragedy Of The Commons”, la pieza más airosa de la selección, que contiene un interludio instrumental a medio camino entre lo inhóspito y lo ensoñador; o “In Need Of Repair”, una pieza de chamber pop sofisticado que explota en un par de estribillos grandilocuentes. Estos momentos de apacibilidad y letargo se combinan con píldoras marchosas que con frecuencia aluden a la dimensión más jangly del post-punk ochentero: desde el rock poco imaginativo de “Light” hasta “Crutch” y “Ice Night We’re Having”, que si bien son conservadoras a nivel conceptual, funcionan relativamente bien gracias a sus efectivas melodías.

En algunas ocasiones la banda apuesta por ideas más ambiciosas: en “Aftermath” ensayan incorporar a su sonido las lógicas del post-rock, tanto a nivel estructural (el paso de un ambiente frígido puntualizado por los ecos de la voz de un Bridwell –que incluso se anima a ulular– a una implosión ruidosa) como en el tratamiento de las guitarras (del punteo sensible a gruesas cascadas que incluso podrían recordar a un shoegaze espontáneo). “Coalinga”, amparándose en dinámicas no en exceso distintas, se fundamenta sobre tres notas acústicas persistentes sobre las cuales se van apilando capas, incluyendo un vasto coro espectral que rompe con la intimidad ensayada para ansiar horizontes más lejanos.

“Things Are Great”: el título del álbum, que a primera vista podría parecer trivial o simplemente un reflejo del estado anímico de un Bridwell que intenta recomponerse tras penurias varias, acaba resultando inesperadamente descriptivo de la situación misma del proyecto Band Of Horses (así como de gran parte del contenido lírico que albergan las pistas): es como si el grupo quisiera anunciar –casi queriéndose autoconvencer, con voz quebradiza y esbozando una media sonrisa bajo perceptibles ojeras– que todo va genial. Y si bien no se trata de un regreso a glorias pretéritas ni un sorpresivo golpe sobre la mesa, esa actitud ciertamente revela señales de recuperación que pueden hallarse en momentos sónicamente emotivos, dispersos estribillos pegadizos y puntos de loable maduración compositiva. ∎

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