Álbum

Ben LaMar Gay

YowzersInternational Anthem, 2025

El nuevo disco de Ben LaMar Gay, “Yowzers”, se grabó en varias sesiones de diciembre de 2023 y julio-agosto de 2024; curiosamente las piezas más cálidas son las que corresponden a las sesiones invernales. Lo interpreta con su cuarteto, aunque no son exactamente los mismos músicos con los que tocó el pasado 9 de abril en la sala El Molino de Barcelona: además de él a las voces, corneta, sintetizador, programación, efectos y percusiones, y de Matthew Davis a la tuba (en vez del sousáfano), piano, campanas y voces, tocan en estudio el baterista y percusionista Tommaso Moretti y el guitarrista Will Faber, que en el concierto fueron sustituidos por los brasileños Mauricio Takara y Edinho Gerber, respectivamente.

El vibrante “there, inside the morning glory”, uno de los más jazzísticos del disco, marcado por la corneta y la tuba y un epílogo africanista con voces y percusión, es uno de los temas que tocaron aquella noche, al igual que el sentido “i am (bells)”, que en su primera parte es una mezcla de blues espiritual y góspel, mientras que en la segunda crea una atmósfera rítmica mediante percusiones tribales y campanas tratadas. Es sin duda el LaMar Gay más conceptual, bien distinto a las variaciones que contenía la compilación “Downtown Castles Can Never Block The Sun” (2018). Un laboratorio de sonidos a veces minimalistas en los que la electrónica se funde con las percusiones más primarias, las melodías noctámbulas, el cosquilleo del free jazz o las aportaciones mesuradas de instrumentos de Senegal y Malí como el n’goni, mezcla de arpa y laúd, similar al banjo estadounidense. Algunas composiciones mutan constantemente y cambian de registro, mientras que otras son breves y clarividentes como “promontory”, con la sencillez de un piano eléctrico y una atmósfera relajada, o la delicada y soñadora “for Breezy”. “yowzers” muestra el perfecto anclaje de LaMar Gay con toda la tradición de la música negra, una bella plegaria con voces femeninas (Ayanna Woods, Tramaine Parker y Ugochi Nwaofwuqwu) y un sintetizador analógico que juguetea entre los pliegues de los coros. “John, John Henry” es una de las mejores canciones del álbum, con sus requiebros de blues que se desahogan en el desenlace de la pieza en forma de miniatura ambiental. Por el tratamiento de las percusiones, pero también por el de los vientos, la rítmica flotante y la distendida melodía de “damn you cute”, el LaMar Gay actual sigue recordando al Art Ensemble Of Chicago, y también su corneta se acerca a veces a la trompeta de bolsillo de Don Cherry. “cumulus” regresa a los páramos más jazzísticos, con su introvertida guitarra y el crescendo final, pero los temas que cierran el disco se instalan en zonas de aún menor confort: “touch” marca distancias con su psicodelia también minimalista mientras que “leave some from you” tiene la ligereza de una trompeta del jazz de la Costa Oeste y la voz de un cantante de neosoul con el fondo de una pieza de los nuevos sonidos de Chicago. ∎

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