Obra de encargo –o, sencillamente, un arrebatador y caprichoso
flirt con el musical–,
“Selmasongs” (2000) nunca pretendió ser la continuación de
“Homogenic” (1997), y por tanto debieron medir mejor sus exabruptos quienes alegremente quisieron negarle toda posibilidad de futuro a
Björk, quienes juzgaron un (inspirado) ejercicio de estilo como el final de una carrera que, fíjense bien, había dejado el botón de pausa conectado justo tras la cumbre (“All Is Full Of Love”).
Era ingenuo imaginar que la dama polar pudiera virar hacia el estándar y el cabaret precisamente cuando en su estéreo rodaban los 7” de Static Caravan y los álbumes del sello Morr Music, los lanzamientos de Fat Cat y, atención, las mieles (ingenuas, minúsculas, hechiceras) del otro gran grupo islandés del pasado año. Bajo la influencia (seguro) de ese clásico en la sombra que es el “Yesterday Was Dramatic, Today Is OK” (Tugboat, 2000) de múm –nótese sobre todo en los coros de niños de
“Undo” y, especialmente,
“Aurora”–, Björk ha dado forma a una utopía para la que no existen palabras, gestos o antepasados posibles, un mundo paralelo donde su iconografía personal de jardines en la memoria, florestas misteriosas y oscuridad rasgada por un tímido rayo de luna alcanza una perfección tangible, una emoción aprisionada que escapa por donde puede (poro a poro, lágrima a lágrima) y una sensualidad infinita. Estamos habituados a escuchar discos que buscan y encuentran la belleza. Bienvenidos al primero que vive, por completo, en ella.
Mucho más
homogenic que “Homogenic”,
“Vespertine” pule las disonancias (sobre todo en su voz: fin de los dos de pecho y del pico agudo) y se presenta como un trabajo no de concepto pero sí de forma. Atendida a ráfagas por la electrónica microscópica de Matmos (suyos son los bellos crepitares de
“Frost” o
“Cocoon”), Björk ha abrazado con convicción el universo indie-tech (o esa visión de los clicks & cuts que la comunidad pop ha hecho lenguaje de futuro de la mano de valores como Isan, Manual, Melodium, múm o Manitoba) y lo ha llevado a su cima emocional, sembrando de lírica, hadas, fraseos de arpa (
“Pagan Poetry”), octetos de cuerda (
“Sun In My Mouth”,
“Harm Of Will”) y la misma gloria (
“Unison”) un disco que parece imposible pero que, me pellizco, no lo es. Finaliza “Vespertine”. Solo queda enmudecer. ∎