Black Lips

Llevo semanas escuchándolo y todavía no tengo muy claro qué pensar del undécimo álbum de Black Lips. En los momentos más negativistas, pienso que es una tomadura de pelo entre nihilista y pueril (siempre les vi esa imagen de niñatos gamberros sacándose la minga en el patio de recreo para llamar la atención). En los más positivos, celebro que hayan evitado cualquier atisbo de fórmula garage-punk para seguir explotándola, y en su apuesta por destrozarlo todo y lanzarse hacia un sonido destartalado y libérrimo no les veo tanta diferencia con, por ejemplo, Goose.

Así que puede que, al final, nos encontremos en el término medio entre esas dos cosas. Los de Atlanta, desde la misma coña del título, supongo que a costa del “Season Of The Witch” (1966), de Donovan, venden este trabajo como una odisea rock cuyo inicio y cierre son circulares (con “The Illusion Part Two” y “The Illusion Part One”, respectivamente). Fieles a sus ideales de autenticidad lo-fi, lo grabaron en cinta analógica en el estudio que tiene uno de sus componentes en las Catskill Mountains, y, en cierto modo, transmite una visión personal, bastante tróspida, de los años sesenta tal como ellos los reimaginan. Predomina la psicodelia, pero también hay fugas hacia un country & western siempre irreverente, un espíritu bastante antifolk e incluso experimentos influidos por los girl groups o el sonido new wave (resultan sorprendentes, por ejemplo, los sintes de la, por otra parte, escatológica e infantilista “Prick”). También hay boutades como la introducción del launeddas, un instrumento de viento tradicional de Cerdeña en “Zulu Saints”, y que aparece, según presumen ellos, por primera vez en un disco de rock norteamericano.

Hay incluso algunos hits, como “Wild One” y la irrefrenable “Kassandra”, ambientada en diferentes lugares de la antigua Yugoslavia. También es graciosa la letra autorreferencial de “Judas Pig”, con líneas como “Jean Genet would have made a better thief / They could have shipped him out to penal islands / Child lepers and astral freaks / Hob nob laid out like in Thailand / Berries paint K-9s long in the tooth / In our kissed, kissed art schools / Nobody wants to tickets to see / Black Lips and Jon Wolfe’s PR reboot”. Todo suena bastante a chiste privado, aunque se agradece que no provoque indiferencia. La banda, por cierto, ha comercializado también una versión expandida con un segundo disco titulado “Bebop Armageddon (Detours & Offcuts From Season Of The Peach)”, con maquetas, versiones diferentes y temas descartados de las mismas sesiones de grabación, por si a alguien se le queda corto el álbum principal o quiere ahondar más en esta locura. ∎