Álbum

Blonde Redhead

Sit Down For Dinnersection1-Popstock!, 2023

Nueve años después de “Barragán” (2014), Blonde Redhead rompen por fin su silencio con su primer álbum para section1, sello angelino bastante selectivo: desde 2021 solo ha publicado el largo de Hildegard (proyecto paralelo de Helena Deland con Ouri) y un EP de la nervuda artista indie pop Fazerdaze.

Hay que sentarse a escucharlo con atención y concentración, igual que hay que sentarse a la mesa a comer, como parece exhortar el grupo desde el título del álbum. Son palabras que provienen de un párrafo de “El año del pensamiento mágico” en el que Joan Didion recordaba cómo su marido había muerto poco después de sentarse a la mesa. Las cosas pueden empeorar radicalmente de un momento a otro y hay que compartir todos los momentos posibles con nuestros seres queridos, sin distracciones, siempre que se pueda.

En un mundo que impele a la fugacidad, es necesario rebelarse y bajar el ritmo. Ellos se tomaron su tiempo a la hora de elaborar este disco: más de cinco años de trabajo a caballo entre Nueva York e Italia. Han tenido tiempo para encontrar otro puñado de canciones mágicas, solo aparentemente tersas, en las que elementos generalmente delicados confluyen de maneras poderosas.

El disco arranca fuerte (y frágil) con “Snowman”, en la que voces lánguidas (de Amedeo Pace) y guitarras acústicas contrastan con la intensa percusión de Mauro Refosco, con su punto de tropicalismo. Todavía más hipnótica es “Kiss Her Kiss Her”, maravilla de pop ensoñador, barroco y cinematográfico con voces ya de Kazu Makino, quien parece animar a alguien a besar a otra mujer, aunque en realidad no le haga gracia y sepa que “it’s gonna end in tears”, casi parafraseando el título del primer álbum de This Mortal Coil, “It’ll End In Tears” (1984), un proyecto nada difícil de sacar a colación con Blonde Redhead.

Y sobre todo, quizá, en este disco de sonido más espartano de lo habitual en ellos, de arreglos menos recargados. Blonde Redhead saben hipnotizar con lo mínimo, como en el ensueño acústico de “Rest Of Her Life” o la larga y espaciosa outro de “Melody Experiment”, especie de conversación entre dos personas con métodos distintos para la vida: el sobreanálisis y el dejarse llevar, que es lo que se acaba imponiendo en la canción en términos musicales.

“Sit Down For Dinner” alcanza, quizá, su clímax con las dos partes del díptico titular: aérea pero ligeramente tensa la primera, directamente pulsátil y casi bailable la segunda, cuyo estribillo incluye la cita de Didion que inspira el título del álbum: “Te sientas a cenar y la vida como la conoces termina”. Acabas este doble tema a la vez destruido y reconstruido, con plena conciencia de la necesidad de vivir.

Pero el disco, otro gran disco de Blonde Redhead, aún guarda un par de joyas importantes en su recta final. Makino se luce de nuevo vocalmente en “Before”, especie de celebración de la prematura sabiduría de algunos niños (con coros casi infantiles para sostener ese espíritu). Y el álbum se acaba desintegrando dulcemente en “Via Savona”, casi instrumental casi ambient con cierto aire de despedida definitiva. ∎

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