Álbum

Chelsea Wolfe

She Reaches Out To She Reaches Out To SheLoma Vista- Music As Usual, 2024

La ya larga trayectoria de Chelsea Wolfe es más monolítica de lo que aparenta, siempre enraizada en un universo dark que bebe tanto del rock gótico e industrial como del folk, el doom y todos los estilos arcanos más o menos estandarizados. Este es el séptimo álbum firmado por la californiana con su nombre, aunque desde que publicó el sexto, “Birth Of Violence” (2019), no ha estado precisamente parada: formó el proyecto paralelo Mrs. Piss junto con su batería, Jess Gowrie (su primer álbum, “Self-Surgery”, salió en 2020, en plena pandemia), grabó un disco de colaboración con Converge (“Bloodmoon I” en 2021) e ideó la banda sonora de la película “X” (Ti West, 2022) junto con Tyler Bates.

El desencadenante, y leitmotiv, de este nuevo trabajo es la reciente sobriedad de la artista. A lo largo de los diez cortes del álbum, la música parece desarrollarse dentro de la propia mente de Wolfe, en una batalla constante por dejar atrás su larga dependencia del alcohol y liberarse hacia una nueva vida, personal y creativa. Hay invocaciones a la idea de dualidad –con su antiguo yo oficiando de doppelgänger– y también referencias a la parálisis del sueño que ella sufre desde niña en “Whispers In The Echo Chamber”. Pese a ello, los textos son lo suficientemente inconcretos como para poder trascender las circunstancias personales de la autora y relacionarlos fácilmente con la experiencia a la que se quiera aferrar el oyente: la lucha por dejar atrás adicciones, relaciones personales abusivas o tóxicas o problemas psicológicos o de autoestima, por ejemplo.

A nivel sonoro, ha contado esta vez con la ayuda en la producción de Dave Sitek (TV On The Radio) para buscar una pulsión más electrónica y maquinal, con menor protagonismo de las guitarras. La mayoría de los cortes suenan como si estuviésemos escuchando a unos Nine Inch Nails con Beth Gibbons de vocalista (ella ha citado a Tricky y Depeche Mode como influencias, además del grupo de Trent Reznor), pero hay algo en este trabajo que lo lleva a sonar más cerebral que intuitivo o emocional, casi como si hubiese sido hecho con una IA sobre la que ha volcado las referencias que acabamos de nombrar. Al menos en mi caso, me genera más distancia que empatía con las sensaciones que Wolfe intenta transmitir. Sobre la (moderada) claustrofobia industrial, la voz se impone siempre en primer plano, con una constante línea dramática que intenta convencernos de que lo que canta es sumamente importante, aunque la impresión es que, en realidad, es ella misma la principal destinataria. Tal vez mi compañero Luis Boullosa, que tantas cosas lúcidas ha percibido en la obra de Lana Del Rey en torno a California/ América y sus mitos, pueda ver aspectos que a mí se me escapan, pero lo cierto es que, si muchos discos ganan con cada escucha, este me va perdiendo fuerza cada vez que vuelvo a pulsar el play. ∎

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