Uno de sus aciertos fue vislumbrar que la música necesita del acontecimiento para proyectarse. Tras diez años de retiro, se superaba en ese aspecto liberando inesperados indicios de un nuevo álbum, asumiendo que en esta era digital sin aprecio a la intimidad, el secreto es un valor. El truco ensombrece al producto, por lo menos mientras perviva el pellizco de “Where Are We Now” y su intrigante vídeo. En vez de la acostumbrada artillería audiovisual, imágenes entre grotescas y nostálgicas, incluyendo su periplo berlinés, en una reflexión enfilando el penúltimo tramo vital. La balada se presumía poco representativa de un álbum que se manifiesta variado, fornido, exuberante.
“The Next Day” no es solo el siguiente capítulo junto a Tony Visconti tras “Heathen” (2002) y “Reality” (2003), sino un cegador fogonazo de presente. Ni se apoya en el pasado ni se quiere vidente: existe en su propia realidad enfrascada en trazos estilísticos y muescas de emoción. “The Stars (Are Out Tonight)” forja rock reptante, “Valentine’s Day” nos devuelve al más pegajoso glam, “Dancing Out In Space” recuerda su afán por invadir el dance, “Heat” finaliza en solemne dramaturgia. Pero nada hace que se desvanezca el impacto del primer single: ¿los protagonistas de “Heroes” cogidos de la mano en geriátrico atardecer? El tiempo, ese taimado bromista, ha atrapado finalmente a Bowie. Ha de ocurrirnos a todos. ∎