Reediciones

David Sylvian

Blemish / Manafon / SleepwalkersSamadhisound-Universal, 2022
Quizá la palabra languidez se inventó en algún momento para definir la música de David Sylvian. Pero el propio exlíder de Japan se ha encargado de desmentirlo con una trayectoria en solitario en la que el spleen y aquellos “largos sollozos de los violines del otoño” de la “Chanson d’automne” de Paul Verlaine se han entremezclado con una búsqueda incesante de la creatividad más libre, rupturista y alejada de toda tentación melancólica. Tras una larga relación con Virgin, en la que su deseo de experimentación fue indesmayable y en la que sus colaboraciones con versos sueltos (Jon Hassell, miembros de Can, Bill Nelson, Marc Ribot o los habituales Robert Fripp y Ryuichi Sakamoto) fueron constantes, Sylvian creó el sello Samadhisound, con el que en 2003 publicó “Blemish”, un bellísimo, frágil y arriesgado trabajo, fruto de su colaboración con el austriaco Fennesz y con el mítico y fértil guitarrista Derek Bailey, uno de los pilares sobre los que se asentó la escena de la libre improvisación británica y que falleció dos años después de grabar este disco. Un disco áspero, seco en ocasiones, de una tristeza casi infinita, que documenta en cierta forma la ruptura de su relación con su esposa, Ingrid Chávez, una de las protégées de Prince. Las alusiones a su vida familiar y a su divorcio son constantes: “She Is Not”, “The Good Son”, “The Only Daughter” o “The Heart Knows Better”, hasta consolarse con ese otro tema en el que señala que “How Little We Need To Be Happy”. La reedición de “Blemish” incluye el tema “Trauma”, envuelto en hipnóticos drones, que apareció originalmente en la versión japonesa del disco.

Seis años más tarde, Sylvian editó “Manafon” (2009), grabado entre Viena, Tokio y Londres, y según el propio artista prácticamente improvisado en los mismos estudios de grabación. El disco toma el título del nombre de una localidad de Gales y está inspirado por las lecturas del poeta galés R. S. Thomas, aunque también dedica un tema a Emily Dickinson, que esconde un canto a la soledad y al “confort de los extraños”, pespunteado por una intervención magistral del saxofonista Evan Parker. Menos árido a nivel musical, mantiene e incrementa su pulsión experimentadora con respecto a “Blemish” gracias a una impresionante nómina de colaboradores que incluye, aparte de Christian Fennesz de nuevo, a grandes figuras de la AMM y la libre improvisación británica (el guitarrista Keith Rowe, el pianista John Tilbury, el citado Evan Parker) y de la vanguardia japonesa (Otomo Yoshihide, Sachiko M). Imposible resistirse a la sutil poesía, a la inmarchitable belleza de la voz de Sylvian y a los intrincados paisajes sonoros de esta gran obra maestra de creatividad desbocada. La reedición incluye la remezcla de Dai Fujikura del tema “Random Acts Of Senseless Violence” que apareció en la versión japonesa.

“Sleepwalkers”, más variado y accesible, apareció en 2010 con la idea de reunir diversas colaboraciones de Sylvian durante la primera década de este siglo con Fennesz, Punkt, Sakamoto o Readymade, así como tres temas de Nine Horses, su proyecto junto a su hermano Steve Jansen (también miembro de Japan) y el alemán Burnt Friedman. La reedición incluye el tema inédito “Modern Interior”, grabado con Jan Bang y Eivind Aarset, una misteriosa perla de sonido brumoso, que termina diciendo “el último, que apague la luz”. Esperemos que decline su decepción ante la falta de receptividad general a la creatividad más libre –que parece estar tras su silencio de los últimos años–, y pronto podamos disfrutar de un nuevo capítulo de su imaginación sin límites. ∎

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