Álbum

Donato Dozzy

MagdaSpazio Disponible, 2024

Tras algunas obras conceptuales y el fantástico debut de Il Quadro Di Troisi de 2020 (proyecto de synthpop junto a Eva Geist), Donato Dozzy vuelve a su refugio favorito: el ambient techno. O también podríamos decir que regresa, de alguna manera, al disco de su trayectoria que más elogios y atención ha recibido hasta ahora: “Voices From The Lake” (2012), debut del dúo del mismo nombre que lo unió a Giuseppe Tillieci (conocido con el nombre artístico de Neel). Aquel álbum, publicado hace ya más de una década, imaginaba un océano de ambient crepitante y repetitivo que cautivó y convenció por igual a público y medios especializados, otorgando a Dozzy el estatus de figura de culto que lo ha acompañado desde entonces.

Digo esto porque intuyo que el aura del italiano incide y condiciona la escucha de “Magda”, un disco bastante parecido a Voices From The Lake en sonido, estructura (los largos minutajes, por ejemplo) e incluso en estética (con una portada que remite a la noche y las olas del mar) pero algo inferior en resultados. Si uno intenta hacer el ejercicio de escucharlo con los oídos lo más limpios posibles, sin atender al nombre de su autor ni sus logros pasados, no acaba de percibir en él apenas destellos que lo distingan de otros LPs de ambient planeador y cósmico. Tampoco es fácil encontrar algo que evoque o remita claramente a su amor por el mar Adriático y por su tía, que da nombre al LP, una de las personas más importantes de su vida; ambos son, según el texto que acompaña al disco, los motores emocionales de este nuevo trabajo.

Los tracks de “Magda” arrancan suaves pero ya con sus principales elementos presentes. Por el camino, todo recto y sin cambios sustanciales en el paisaje, quizá entren uno o dos detalles más, quizá suba un poco la intensidad de los rayos del sol o se note una mínima ráfaga de viento, para luego seguir avanzando sin prisa hacia el horizonte y llegar a un final que se parece mucho al punto de partida. Como si estuviera caminando en círculos, sin la posibilidad de alcanzar un destino final.

Lógicamente, Dozzy sabe dar con sonidos, timbres y texturas que se distinguen de la gran masa de propuestas genéricas al uso, pero tampoco parece demasiado interesado en experimentar más allá de los esquemas habituales o salirse de la fórmula que él mismo ya ha practicado en numerosas ocasiones. Suena bien, sí; tiene su punto, por supuesto. Pero no hay nada nuevo, ningún giro inesperado o cambio distintivo que arrebate, seduzca y eleve la experiencia un poco por encima del suelo.

Por otro lado, como ocurre con todos los discos de ambient, el placer de su escucha depende mucho del propio oyente, de su estado de ánimo, de su capacidad de concentración y el tiempo que le quiera o le pueda dedicar. Y también, claro, del contexto en el que se encuentre: no es lo mismo escuchar “Magda” en el coche en pleno atasco urbano (aunque quizá pueda venir bien para bajar el estrés) que hacerlo al aire libre, una noche templada, en solitario, con un par de altavoces de gama alta situados a ambos lados de una cómoda butaca y con todo el tiempo del mundo por delante. Si uno logra entrar y perderse en su hipnosis, seguro que todo bien; pero no resulta sencillo. Quizá solo sea cuestión de insistir y encontrar el momento. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados