Álbum

Early James

Medium RawEasy Eye Sound, 2025

Hay algo en el nuevo trabajo de Early James que te agarra y no te suelta. Lo mismo le ocurriría a Frederick James Maris Jr., nombre real del cantautor de Alabama, en esas paredes viejas que rodeaban el estudio donde grabó su último álbum, “Medium Raw”, con yeso, roble y viejos tapices, llenos de historia y carácter. Sus dos discos anteriores, “Singing For My Supper” (2020) y “Strange Time To Be Alive” (2022), se llevaron a cabo en el Easy Eye Sound Studio de Nashville, pero esta vez se grabaron en el Honky Château, una propiedad de Buddy Jackson, fotógrafo, pintor y artista de Nashville. Una grabación más íntima, hecha en una antigua casa privada con techos altos que tiene más de 100 años. La idea fue de Dan Auerbach, de The Black Keys, por supuesto. Este álbum marca su tercera colaboración, una relación de amistad y reflexión entre artista y mentor, a pesar de que los dos discos anteriores no hayan sido un éxito en las listas.

Early James proviene de Alabama, el estado de Hank Williams, a quien idolatra, y más específicamente de Troy, en el corazón del estado algodonero, un lugar ideal para almas poéticas en conflicto que plasman sus emociones en letras profundas y llenas de significado. Con una notable apreciación por la literatura y un humor que oscila entre lo obvio y lo sombrío, su voz ronca le da vida a un álbum que tiene todo lo necesario para convertirse en un clásico. En “Medium Raw” casi todo está grabado de manera directa y sin adornos, capturando la esencia pura del sonido, con Early James al frente de la guitarra y las voces, acompañado de Adrian Marmolejo en el bajo, Jeffrey Clemens en la batería, Sam Bacco en las percusiones y Allen Parker en la parte técnica. Podemos hacernos una idea de cómo es la casona gracias a este vídeo. Por lo visto, querían capturar la esencia de cómo Fred McDowell y Lightnin’ Hopkins solían grabar blues profundamente emotivo en la intimidad de casas privadas. Del mismo modo, y con una consola de válvulas Universal Audio de los años cincuenta, incluyeron la colocación estratégica de micrófonos e instrumentos en diferentes habitaciones para capturar la magia del espacio.

Steely Knives”, una canción original de Early James, abre el álbum, un tema que recuerda a su EP “Early James And The Latest” (2018). Los dedos ágiles de James acompañan a un profundo bajo mientras el cantautor expresa “I’m a dead man / Just a dead man walking”. Del hombre muerto en vida pasamos a una pista ardiente y simplemente magistral, escrita por Jeff Trott, colaborador frecuente de Sheryl Crow, donde su voz no puede contenerse. “Tinfoil Hat” juega con teorías conspirativas y paranoias usando el concepto de “sombrero de papel de aluminio”, popularmente asociado con quienes creen en teorías de conspiración y buscan protegerse de lo que perciben como una amenaza, como el control mental o la vigilancia gubernamental.

Está el sello inconfundible de Langhorne Slim en la composición de “Go Down Swinging”. La atmósfera es lenta y seductora, y las referencias a juegos infantiles tradicionales como “duck, duck, goose” o “Ring around the roses” refuerzan la sensación de incertidumbre y caos en la vida del protagonista. Esta canción da paso a la más jazzística y de ritmo rápido del álbum, “Rag Doll”. El estilo festivo de “Gravy Train” desemboca en una de las canciones más tranquilas y destacadas del LP, “I Could Just Die Right Now”, un corte que parece aceptar el destino antes de concluir con la línea: “Cause livin’ is a young man’s game”.

En la recta final, James, junto a su excompañero de piso en Birmingham, Ryan Sobb, coescribe “Unspeakable Thing”, arrojando luz sobre las verdades incómodas que preferimos ignorar. Por su parte, “Beauty Queen” proyecta un tierno mensaje para no conformarse con los sueños de otros. “Dig To China” regresa como una nueva versión del tema que apareció en su primer EP, mientras que “Upside Down Umbrella”, escrita junto al compositor irlandés Mick Flannery, combina bluegrass y blues con un toque familiar, pero claramente personal. El álbum cierra con la desenfadada “I Got This Problem”, donde James parece liberar sus pecados al aire y sin adornos.

Este revival sureño tiene momentos que recuerdan a Tom Waits y otros que son un verdadero festín de blues. Todo respira una sofisticación que, sin embargo, no pierde su carácter de corte au naturel apasionado y descarnado. Un trabajo más oscuro y atrevido que sus predecesores y que expone la solidez del tándem Auerbach/James. ∎

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