Álbum

Ferran Palau

Plora aquíHidden Track, 2024

En el mundo de Ferran Palau, ese que nace frondoso y libre de los surcos de “Plora aquí” y acaba envolviéndolo todo entre arreglos gaseosos y minimalismo poético, los escalofríos llegan del fondo de un lago, las cosas penden de un hilo de oro y son los monstruos los que se esconden de los humanos en los bosques y cuevas de Collbató, a la sombra del imponente macizo serrado y magnético de Montserrat. “Aquí no hi ha truc, encara que sembli mentida, així és com em surt”, canturrea el catalán. Y, en efecto, así es. Ni trampa ni cartón. Solo canciones para sellar su regreso tras el par de años de barbecho posatracón 2018-2021, cuando publicó cuatro discos en otros tantos años, y ultimar ese vuelco sonoro que empezaba a intuirse en el despojado y esencial “Joia” (2021).

Así que, a falta de trucos, lo que encontramos en el nuevo trabajo de Palau es pop metafísico pulverizado e incrustado en el ADN del soul vaporoso y el country tropical; en el folk que circula sobre los raíles del hip hop y la canción pop difuminada y reconstruida entre ecos y coros boniverianos. “Aquí no hi ha truc”, insiste Palau desde el título del primer adelanto de un disco que desborda sus propios límites para multiplicarse como álbum balsámico, rencuentro con la inocencia si no perdida por lo menos sí que añorada, y cortometraje sobre la historia de amor de dos monstruos dirigido por Pablo Maestres.

Tres en uno para marcar distancias consigo mismo y renovar desde la sutileza un estilo ampliamente reconocible que corría el peligro de convertirse en fórmula. “M’inquietes com un bosc / Quin deu ser més perillós? El camí que hi trobi a dins / O el camí que farem junts”, que canta en “Estimar-te és com un joc”, canción que cierra un disco que suma a los habituales Jordi Matas y Joan Pons (El Petit de Cal Eril) la mano amiga (y experta) de Martí Mora, Sr. Chen cuando se disfraza de mago del hip hop. Tampoco es que el catalán se haya convertido de la noche a la mañana en Lil Ferran Palau, pero cuando suenan, traviesas y juguetonas, “M’encanta”, “Snif” y “Fil d’or” se entiende por qué ha confiado en el de Rubí para pulir la producción.

Junto a estas, destacan canciones etéreas y desnudas como “120” y “És així”, melodías vestidas con lo justo en las que Palau juega a disfrazarse de Joan Miquel Oliver disfrazado de Sufjan Stevens. O a tirar del hilo de “La font gelada” (2022) de Ernest Crusats para quedarse solo con los huesos y el esqueleto. Minimalismo sobre minimalismo para reconectar con el espíritu de Anímic y regresar a la casilla de salida con todo lo aprendido durante el trayecto. “Vull somiar com si fos un nen petit / Vull donar-te la flor que tinc”, como canta justo antes de fundir a negro y volver a los escalofríos y a los monstruos que viven en los márgenes de las canciones. ∎

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