Un lustro después de la publicación de su anterior LP (“Echoes”, 2017), Ghost Transmission retoman el pulso de la actualidad a través de un nuevo trabajo, en el que estrenan formación, con Miriam y Tatxo como tripulantes de la nave.
Desde la primera canción, emerge clara y sibilina la gran virtud de este trabajo: hibridar el genoma spectoriano de los años 50 y 60 con el underground noise patentado en los 80 y 90. “Get Me High” suena como la clásica tonada patentada en los años dorados de Phil Spector, matizada por distorsiones que parecen provenir de los My Bloody Valentine circa 1988.
Esta es la dinámica de unas canciones que, por otro lado, proyectan una inconfundible aura crepuscular, subrayada por el carácter veraniego que destilan cortes como “Heartbeat” o “Rain And Clouds”. Esta última es una pequeña delicia ultramelódica en la que se empapan totalmente de las típicas baladas de los años 50.
Canciones como esta refuerzan la sensación de estar ante un conjunto de cortes que conforman una especie de oda a las ondas radiofónicas, de cuando estas eran el Spotify en los orígenes del single como credo pop.
En otras, como “Sixteen”, se apropian del espíritu de Black Rebel Motorcycle Club para levantar una muralla noise sin ningún tipo de miramiento.
La dualidad alcanzada entre estos dos polos tiene más ejemplos de peso, como la canción que pone título al álbum, con la cual tocan el cielo del maridaje entre eras diferentes, en un ejercicio indie de connotaciones dream pop altamente estimulantes.
Cortes así definen la altísima regularidad mostrada a lo largo de la decena de canciones que componen este LP. Toda una demostración de eficacia, en la que juegan con las fichas del gran mapamundi pop de forma tan brillante como en “As You Will”, tema en el que son capaces de hacernos creer que Mazzy Star surgieron tres décadas antes de su era.
No hay tregua en un trabajo que potencia la idea de una red cada día más amplia de nichos pop, pero que, en realidad, es una apuesta absolutamente consciente contra las actuales tendencias estilísticas pop.
Ghost Transmission van totalmente a su bola y se enorgullecen de ello a través de su atinada perspectiva retro, deslocalizada del continuum presente. Dicha libertad para no acoplarse a las modas que monopolizan los gustos de hoy en día aporta más valor a unas canciones que podrían perderse por el desagüe del arquetipo manido, pero que, gracias a perlas como la velvetiana “Stand Still”, se tatúan en la memoria sin perder la autoestima ante la ristra de comparaciones odiosas que, indefectiblemente, surgen tras su escucha.
Por esta misma razón, la valía de “Get Me High” gana enteros, sublimada por un cierre majestuoso, gracias a una más que justificada versión extendida de “Heartbeat”, con la que también nos seducen con la idea de una escucha en replay, destinada a que nos trague el bucle de un tiempo, el de los singles, irónicamente, recuperado más de medio siglo después por medio de los actuales hábitos de consumo musical. ∎