Lo primero que puede decirse del último trabajo de la banda de Jad Fair (1954) es que suena igual de vibrante, fresco, revitalizador y sincero que siempre.
“Adventure”, título idéntico al del segundo álbum de Television, de 1978, se abre con toda una declaración de principios:
“Beyond Compare” (incomparable, más allá de toda comparación) es una muestra pluscuamperfecta de ese estilo insobornable, también indefinible, con el que la banda se presentó en sociedad hace cincuenta años, entre el protopunk y el post-punk a la vez, cuando, de hecho, el punk empezaba a andar, aderezado con elementos de art rock, lo-fi, pop, new wave, vanguardia, garage, rockabilly y noise. Totalmente indies cuando este concepto aún no se había oficializado. Una mezcla excitante, jugosa, con nuevos matices y quiebros a cada entrega, de
“Charmed Life” (1986),
“Music To Strip By” (1987) y
“The Band That Would Be King” (1989), piedras angulares del sonido de
Half Japanese –o ½ Japanese– y del primer disco que Fair registró con Daniel Johnston, “Jad Fair And Daniel Johnston” (1989), editados todos por el sello de Jad y su hermano David, de impronunciable nombre (50,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000 Watts Records), hasta la obra precedente,
“Jump Into Love” (2023), editada por Fire Records.
Los signos distintivos siguen ahí, activos y altivos: la forma de cantar de Fair con sus soliloquios desde un plano distante y a veces más cerca del recitado que de la melodía o el grito; el rasgueo enérgico de la guitarra; el bajo musculado (en
“Possibilities”, por ejemplo); los ritmos sincopados que nunca acaban de escapar del todo a cierto control; los teclados new wave (en
“Blame It On Your Smile” y
“Meant To Be”); las combinaciones de guitarras y saxos
free (
“That’s Fate”); el rock eléctrico de asfalto (
“Adventure”); la lírica pop (
“The Summer Of Love”, “Magnificent”) o una soterrada melancolía y ensoñación (en
“Lemonade Sunset”, una auténtica preciosidad). Los ecos de Half Japanese pueden encontrarse en bandas tan distintas como Sebadoah, Yo La Tengo –con quienes Fair grabó un disco en 1998, “Strange But True”–, Shellac o sus contemporáneos Pere Ubu. Son clásicos, aunque nunca se les ha imbuido de esta condición. Antes, cuando empezaron, y ahora, cuando cumplen medio siglo de vida.
De la aventura se fueron apeando David Fair, el cofundador del grupo (que sigue realizando las ilustraciones de las portadas de los discos), los bateristas Jay Spiegel y Scott Jarvis, el bajista Rob Kennedy –que formó con Jarvis el combo Workdogs, en la estela de Half Japanese con mayor acento blues– e ilustres compañeros de viaje como Kramer y Don Fleming. La banda está conformada en esta nueva era, que es la de siempre, por Fair (voz, percusión) y los músicos que entraron en la primera mitad de los noventa: John Sluggett (guitarra, bajo, piano), Jason Willett (bajo, teclados), Gilles-Vincent Rieder (batería) y Mike Hobbs (guitarra, fallecido el pasado enero), a los que se une Euan Inseshelwood (saxo, armónica, guitarra, piano), que aporta espacios sonoros diversos, de la tensión free jazz-noise a la delicadeza del saxo que atempera e invita al recogimiento. Fair, incombustible a sus 71 años, ha realizado en este 2025 otro disco mano a mano con el cantautor y dibujante Samuel Locke Ward, “Pure Candy”. ∎