Elegido mejor disco del año 2021 por la acreditada ‘DownBeat’, el aplaudido “Jesup Wagon” supuso la puesta de largo del proyecto Red Lily Quintet, liderado por James Brandon Lewis. El saxofonista, compositor, productor y arreglista de Búfalo, Nueva York, había debutado a su nombre con “Divine Travels” (2014), aunque el persistente interés en renovar sus vehículos formales lo haya llevado desde entonces a encabezar o implicarse en propuestas con distintos perfiles instrumentales: el quinteto An UnRuly Manifesto (con la desaparecida Jaimie Branch a la trompeta), el dúo junto al percusionista Chad Taylor, la extraordinaria trilogía publicada junto a su Quartet o un trío, a la cabeza del cual vio la luz el pasado febrero el interesante “Eye Of I” (2023), han arrojado luz sobre sus facultades durante esta última década.
Muchas son las evidencias que ponen de manifiesto que el jazz es una música que se impulsa en su herencia para cimentar el presente. Huyendo del mimetismo, aunque desde la admiración a tantos ilustres antecesores, muchos músicos tienden a reinterpretar el exuberante legado recibido con la intención de dotarlo de una dimensión asociada al signo de los tiempos.
Eso es la fórmula que un JBL recién inscrito en la cuarentena aplica a la gran voz de Mahalia Jackson en “For Mahalia, With Love”. La segunda entrega de su Red Lily Quintet se empapa del espíritu del góspel para afrontar una vibrante conversación con una expresión espiritual que JBL experimentó en su juventud, tocando en las iglesias bajo la tutela de su abuela: “Se trata realmente de una conversación a tres bandas entre Mahalia, mi abuela y yo”, apunta un Lewis que también suma al activo las cualidades humanas y el vínculo social de Jackson.
El fenomenal quinteto parte de los marcos melódicos de nueve estándares sacros –“Swing Low”, “Elijah Rock” o “Precious Lord”, entre ellos–, más una inicial composición propia bautizada como “Sparrow” (un medley del tradicional “His Eye Is On The Sparrow” y su propio “Even The Sparrow”, incluido originalmente en el mencionado “Eye Of I”), y los deconstruye sobre progresos improvisadores que dotan de plena autonomía a sus solistas. El poderoso tenor del líder y la corneta de Kirk Knuffke trenzan sus penetrantes discursos, compartiendo tiempos con el omnipresente juego polirrítmico de Chad Taylor o con el coloquio entre chelo de Chris Hoffman y el latido siempre majestuoso de una institución del contrabajo como William Parker en “Deep River”.
Este abierto sentido se transmite durante todo el álbum, generando picos de drama y densidad como el estupendo “Calvary”, otras parcelas más dinámicas y sincopadas que aluden a sus fuentes –“Go Down Moses”– o tramas donde las improvisaciones se superponen dando forma a un, digamos, free casi siempre tonal e incluso lírico. Todo ello compendia el impacto de un músico llamado a situarse, si su trayectoria no se tuerce, entre los grandes del jazz contemporáneo. Una opinión compartida por el coloso Sonny Rollins –una de sus esenciales influencias–, quien no ha dudado en celebrar su música en términos tan místicos como superlativos: “Cuando te escucho, escucho a Buda, escucho a Confucio… escucho el significado más profundo de la vida. Estás manteniendo el mundo en equilibrio”.
Los más resueltos encontrarán premio en la primera edición en doble elepé y cedé de “For Mahalia, With Love”: un disco titulado “These Are Soulful Days”, primera composición de larga duración para cuerdas de JBL, interpretada junto al Lutosławski Quartet y grabada en su estreno en el Festival Jazztopad en Wrocław, Polonia, el 20 de noviembre de 2021. Otro reto a incorporar. ∎