El audaz cambio de tercio planteado por “Los momentos” (2013) –hegemonía rítmica y predominio de lo sintético frente a lo acústico– descolocó a los seguidores de aluvión, aquellos que se subieron al carro de la californiana en tiempos de “Sí” (2003) o “Limón y sal” (2006). Le salió un álbum reflexivo y circunspecto, ajeno a indulgencias sónicas. Gustó menos de lo habitual, pero sentó provechosos precedentes.
Producido entre Argentina y México, entre Cachorro López y Yamil Rezc, “Algo sucede” supone un atinado ejercicio de síntesis. Recupera la vena popular que caracteriza la música de Julieta Venegas desde siempre, aunque sin abjurar de los hallazgos sónicos que entintan su carrera reciente. Como sus letras cada vez son mejores y la dote melódica sigue invicta, la conexión emocional es inmediata. “Explosión” –de cabeza al himnario panamericano sobre desapariciones– entronca con el acerado comentario social ya presente en “Vuelve”. “Ese camino” recupera el pulso norteño de singles primigenios como “De mis pasos”. Y “Algo sucede” encaja sin fricción entre su repertorio más dicharachero. Evocador e inevitablemente melancólico, este séptimo disco en estudio nos presenta a una artista en plenitud de facultades, que bucea a pulmón por los pliegues de la memoria y se asoma al lado oscuro cuando es menester. ∎