Álbum

La Paloma

Todavía noLa Castanya, 2023

No ha pasado todavía un año y medio desde que La Paloma lanzaran su primer EP, “Una idea, pero es triste”, a finales de 2021. Lo que en su momento fue una irrupción sorprendente y ruidosa se fue confirmando poco a poco a lo largo de 2022 con una gira sólida y con un permanente goteo de canciones que, finalmente, han dado forma al que es su debut discográfico, “Todavía no”. Un trabajo que confirma las sospechas a las que apuntaban en lo sonoro, pero del que sobre todo se extrae una personalidad marcada entre la exhibición de referencias evidentes que lo convierten en una de las puestas de largo guitarreras más contundentes de nuestra escena nacional en los últimos años. La Paloma han preferido abarcar menos y apretar más.

Y por eso se percibe un interés evidente en perfeccionar las aristas de su sonido y en ahondar en las estructuras en las que se sienten cómodos más que en abandonarse a un algorítmico eclecticismo –tipo shego–. Sirviendo como una versión optimizada y expandida del EP, es fácil reconocer en lo nuevo de La Paloma la influencia profunda de Dinosaur Jr. y sus guitarras y la fijación por el himno en lo melódico de bandas como La Plata. También el contraste entre las atmósferas ruidosas del noise rock y la vibra acústica del power pop, el vitalismo como cansado y ese deje emo en la sección lírica. Y el hecho de haberlo grabado con la idea de capturar el sonido de su directo recuerda a los métodos de Steve Albini, productor de gran parte de los discos a los que mira este “Todavía no”.

Es inequívoco desde el arranque, con los arañazos de “Sigo aquí” y sus oleadas de descargas en forma de muro de sonido, entre las que se asoman Hüsker Dü o Superchunk. O en una “El adversario” en la que directamente parecen Dinosaur Jr. versionando a The Cure. Pero durante todo el trayecto saben medir bien el juego de intensidades, conteniéndose lo justo y liberándose siempre hasta el borde del estallido, como cuando una tormenta de ruido nubla la ensoñación casi shoegaze de “Polvo”.

Virando a veces hacia su versión más emo –con temas como “No es una broma” y “Quejas célebres” acercándose, frenéticos, a Cala Vento y a la conversión noise pop de Cloud Nothings–, exhibiendo por momentos un cierto acento andaluz que recuerda a Los Planetas, filtrando influencias de frenesí melancólico como Él Mató A Un Policía Motorizado –“Algo ha cambiado”– o Triángulo de Amor Bizarro –“Caracola pálida”– y llegando incluso hasta al brit-rock –en una “Tiré una piedra al aire” con claras reminiscencias de Oasis que parece diseñada para el Pyramid Stage de Glastonbury–, La Paloma ofrecen un trabajo compacto, vibrante e imaginativo que juega en la liga de la nostalgia, pero en el que se leen entre líneas los signos de un presente generacional. Que no reniega de sus influjos pero consigue entretejer con ellos una estampa actualizada de las costumbres y las briznas de ruido. Y que les vale un hueco en la nobleza del indie rock nacional. ∎

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