Álbum

Lambchop

ShowtunesCity Slang-Music As Usual, 2021

Hace unos años fue el Auto-Tune, esa versión tirolesa del Vocoder de toda la vida, y ahora, un piano MIDI con el que también se pueden tratar los sonidos de cualquier instrumento. Por ejemplo, los de una guitarra para tocarla como un teclado, sumar o restar notas, o arreglar acordes y melodías al antojo del compositor. Juguetes con los que renovarse o morir en este mundo tecnológico que nos invade. Las comparaciones con Bon Iver o Low caen por su propio peso, pero la “reinvención” de Kurt Wagner es de otro tipo. Menos enfática, quizá.

A pesar de las innovaciones, no esperen nada especialmente nuevo en “Showtunes”. Eso sí, “nada nuevo”, en el caso de la mutante banda de Nashville, equivale habitualmente a “mucho bueno”. Su decimoquinto álbum significa, según el diccionario urbano inglés, canciones de musical. No deja de ser irónico el asunto, empezando por declaraciones como que este nuevo disco es para gente a la que no le gusta los musicales. Menos mal. “A Chef’s Kiss” es un corte prototípico de este doble juego donde uno afina los sentidos para encontrar la conexión showtune o la nueva vibración MIDI. A cambio, percibes aliviado a los clásicos Lambchop: baladas flotantes que te enganchan no se sabe cómo, o invitados sorpresa, como el chelista Pau Casals, en una letra escarbada en la memoria que habla con distancia de convertirse en una estrella del cine.

Pero, sí, la pixelación electrónica, los clicks’n’cuts, las disonancias, la sufrida “deconstrucción” de su antigua identidad, que, como decimos, permanece casi intacta, como una de esas raras tumbas faraónicas suspendidas en el tiempo, la calma de unos vientos de jazz a cargo de C.J. Camerieri y temas como “Drop C” que recuerdan un poco al “Blemish” (2003) sin amargura de David Sylvian, un casi americano de adopción, como casi todos. La abstracción nunca ha sido ajena al mundo de Kurt Wagner, ese humilde artista con gorra de béisbol, cara de póquer y absurdo nombre entre militar selvático y genio turbulento del drama musical.

Dos nombres, además de Camerieri y el propio Wagner, destacan en esta nueva inmersión sónica que, imperceptiblemente y con elegancia, va inundando la escucha: el habitual Jeremy Ferguson en la coproducción y Twit One, artista hip hop que, desde Colonia, comparte escritura en dos temas, los centrales “Fuku” y “Blue Leo”. En este último mencionan estándares americanos como “Old Devil Moon” o “By The Time I Get To Phoenix” entre pensamientos rumiados sobre el amor y otras cosas de la vida mientras la banda se ve “rociada por un aspersor”.

Hablar de trilogía junto a “FLOTUS” (2015) y “This (Is What I Wanted To Tell You)” (2019) es tan apresurado como decir que Wagner no seguirá sacando partido a sus nuevos aparatitos, ya sea en solitario o bien acompañado. Mientras continuarán la inspiración, el sentido del humor (“Papa Was A Rolling Stone Journalist”, “Impossible Meatballs”), la calidez, el preciosismo y la búsqueda sonora, porque, a fin de cuentas, de sonidos se trata, todo lo demás puede ir y venir, que alguien sintonizará esa “voz tras las hojas que canta una especie de yodel perezoso” o el eco lejano de una ópera en la jungla (“The Last Benedict”). ∎

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