Álbum

Liam Gallagher / John Squire

Liam Gallagher / John SquireWarner, 2024

Si se le pidiera a uno de esos programas de inteligencia artificial que creara un álbum que uniera la voz de Liam Gallagher y la guitarra de John Squire saldría exactamente el disco que han hecho juntos los dos gigantes de Mánchester. Ni más, ni menos. Ni peor, ni mejor. La ausencia total de sorpresas provoca que el trabajo que han firmado ambos con sus nombres y apellidos sea casi una abstracción. Un experimento de la psique humana: ¿pueden dos seres humanos juntarse a crear algo y que no haya ni una pizca de perspectiva, de reírse de sí mismos? Es como un síndrome de asperger condensado en forma de disco de rock. No hay ninguna referencia a la realidad, al contexto social, económico, político o artístico. Resulta casi subversivo en su monotonía y lejanía del planeta Tierra.

Liam Gallagher es, evidentemente, el vocalista de Oasis, desde hace un tiempo en solitario por la constante negativa de su hermano Noel a resucitar la banda que iniciaron en los años noventa y que acabaría por conquistar el mundo. John Squire, por su parte, se encargó de la guitarra en The Stone Roses, banda que de alguna manera fue predecesora de Oasis en Mánchester y que, durante un pequeño corto de tiempo (1988-1990, más o menos), fue mágica. No es casual que hayan pasado más de treinta años desde la cumbre creativa de ambos. Se trata, pues, de dos estrellas del rock millonarias entradas en años que, eso sí, conservan muy buen pelo. Algo es algo.

Su unión es, por tanto, a la vez completamente lógica y absolutamente innecesaria. Un breve recordatorio de cuando las Estrellas de Rock dominaban la Tierra. En ese sentido, casi que lo mínimo que se puede esperar es que Liam declarara que este trabajo es “lo mejor que se ha hecho desde ‘Revolver’” (sí, se refiere al disco de The Beatles). Son el tipo de frases que se le exigen al mancuniano, que, aparte de un cantante sensacional, siempre ha sido un comediante infravaloradísimo. Para muestra de la vis cómica de los dos hermanos Gallagher sugiero volver a ver “Lord Don’t Slow Me Down” (Baillie Walsh, 2007), rockumental que deja a “This Is Spinal Tap” (Rob Reiner, 1984) en un juego de niños.

Total, este disco homónimo cuenta con la carismática garganta de Liam, arropada por la guitarra solista de Squire, en su versión más rollo “Second Coming” (1994), el segundo disco de los Stone Roses. Esto es, menos líquida y creativa que en la primera etapa de la banda. Más Hendrix y menos The Byrds. Y ni rastro de la conjunción astral de música de los sesenta, psicodelia y baile que protagonizó algunos de los mejores momentos del cuarteto que completaban Reni, Mani e Ian Brown. Este nuevo elepé se compone de riffs de blues-rock sesentero y letras sobre la nada (“One Day At A Time”, “I’m A Wheel”, “Just Another Rainbow”) cuya suma está por debajo de los discos en solitario de Liam e incluso de The Seahorses, el proyecto post-Roses que montó Squire. Vamos, es que el primer disco de Cast –no estaban mal Cast– parece el “OK Computer” (1997) de Radiohead en comparación.“I’m So Bored”, penúltima canción del álbum, resulta casi una broma. ¿Será el título una pista de que se trata todo de una coña marinera? “Mother Nature’s Song”, corte de cierre, deja claro que no, que esto va muy en serio. Serio mal, claro. Y el problema no es solo el ejercicio de estilo, sino que no hay ni una canción medianamente memorable. Al menos, que Liam siga contando chistes en lo que dure un proyecto que parece evidente que no va a tener ningún tipo de continuidad. Por suerte. ∎

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