A solo dos años de
“Izkiriaturik aurkitu ditudan gurak” (2005), álbum con el que ampliaron márgenes y horizontes en compañía de ilustres invitados como Manta Ray, Anari y Expérience,
Lisabö recuperan la normalidad con el regreso de Javi Manterola, alejado temporalmente de la banda para dedicarse a su proyecto Amodio, y se lanzan de nuevo a la yugular de ese rock que, por más sufijos y prefijos que se le pongan, sigue siendo la perfecta conjunción de músculo, pasión y visceralidad.
“Eres casi libre cuando no se espera nada de ti”, vocean en
“Hazi eskukada II”, contradiciendo así la lógica elemental de una banda en la que las grandes expectativas y la libertad más radical siguen yendo de la mano, atravesando trincheras a lomos de las dos baterías y flagelando las melodías con esas guitarras hermanadas con Fugazi.
Crudos, contundentes e implacables en su concepción monolítica del hardcore, los de Irún se acercan a las cascadas de distorsión del post-rock (
“Sekulan etxean izan ez”) y combinan breves remansos de paz post-core (
“Bi minutu”) con dilatados accesos de ruido y furia (
“Aiderantzizko magia”), aventuras de extrarradio que no restan potencia ni intensidad a una banda donde todo suma. Desde los sobresaltos rítmicos hasta esas voces que nacen directamente del estómago, todo está en su sitio, activando los engranajes necesarios para convertir
“Ezlekuak” en una nueva apisonadora de rabia, angustia y desolación. Uno de esos discos que te echa el aliento en el cogote mientras alguien te golpea el abdomen. ∎