Uno de los principales atractivos de Mannequin Pussy ha sido el de no perder colmillo a pesar de que sus creaciones han ido evolucionando (o involucionando, para los más puristas) hacia un concepto más dulcificado. El hardcore punk con sello de Washington DC planeaba por sus primeros trabajos, pero también canciones como “My Baby (Axe Nice)” o “Romantic” daban una versión mucho más amable de la formación de Filadelfia. Entre las derivadas de esa dicotomía han ido asentado una posición privilegiada que incluso ha permitido que dos de sus canciones, “Who You Are” e “In Love Again”, cantadas por la actriz Angourie Rice, fueran incluidas en la notable serie de HBO “Mare Of Easttown” (Brad Ingelsby, 2021).
Podría parecer que una banda esculpida en el underground se inclinaba hacia una tendencia acomodaticia, pero nada más lejos de la realidad. Su estatus la ha conducido a unirse al consagrado John Congleton (Explosions In The Sky, Sleater-Kinney, The Decemberists, Angel Olsen…) para su cuarto largo, “I Got Heaven”. El estreno de esta asociación ha conllevado una nueva forma de trabajo. La vocalista Missy Dabice no ha sido la principal ideóloga, sino que el cuarteto completado por Colins “Bear” Regisford, Kaleen Reading y Maxine Steen se ha traslado hasta Los Ángeles para elaborar todo el álbum de forma conjunta al lado del productor.
La democratización y proximidad desembocan en una versatilidad estilística que profundiza en las dos facetas de Mannequin Pussy. Y no, no hay condescendencia. Las rupturas sentimentales propician un entorno para reivindicar lo confortable de la soledad, pero también se apunta contra objetivos claros. En la canción inicial, que da nombre al álbum, la diana es la influencia ejercida por las religiones (“And what if Jesus himself ate my fucking snatch?”, canta una enfurecida Missy Dabice que juega a ángel y demonio en la misma composición). Y hay empoderamiento feminista en “Loud Bark”, otra canción que deambula entre lo suave y lo áspero con versos como “I’m a waste of a woman, but I taste like success. I keep all of my sugar where I know you like it best”.
El laberinto de contrastes diseñado en este disco lo convierte en absorbente. Resulta imposible prever lo que sonará a continuación, pero todo está envuelto en una esforzada coherencia y a veces ese mestizaje se produce en una sola canción. Con sus sutiles ornamentos, “I Don’t Know You” parece que nace a partir de un bedroom pop ideado por girl in red, pero de pronto se cuela una distorsión que remite a My Bloody Valentine. La mencionada “I Got Heaven” está cargada de rock alternativo noventero y “Nothing Like” apunta a un noise pop más dócil. La conexión de los estadounidenses con la faceta más rabiosa de sus inicios y con el movimiento riot grrrl está en la terna formada por el dueto del bajista Bear Regisford y Dabice en “OK? OK! OK? OK!” y la herencia de Suicidal Tendencies de “Of Her” y “Aching”. El secreto de su mejor álbum, de un disco que ahonda en perspectivas previas, está en una autoría coral que constata que la unión hace la fuerza. ∎