Marianne Faithfull

¿Hay que conocer el dolor de cerca para poder cantar sobre él? La antigua musa de los Stones es una prueba palpable: su voz antaño optimista se ha lastrado con el peso de los años y los desengaños. Todo el trauma de su vida le ha servido a Marianne Faithfull para enfrentarse a uno de sus retos más ansiados, el cancionero de Kurt Weill. El origen de “20th Century Blues” se remonta a 1985, cuando participó en “Lost In The Stars”, el tributo de Hal Willner a la obra de Weill. Fue el inicio de su fascinación por uno de los compositores más destacados del siglo XX, reflejo de un período conocido como la República de Weimar, un oasis de creatividad en la Alemania de entreguerras. Weill, junto a Bertolt Brecht, redefinió la música popular, mezclando ópera clásica, jazz, y folk, en “La ópera de tres peniques” o “Los siete pecados capitales”.

Aunque la influencia de Weill es visible en gran parte de su carrera, fue en 1995 cuando Marianne diseñó el show “An Evening In The Weimar Republic”, con el pianista Paul Trueblood. Y esto es lo que recoge el disco, grabado en directo: canciones de Weill junto a Brecht (“Alabama Song”, “Pirate Jenny”, o la inevitable “Mack The Knife”), o escritas en el exilio (la luminosa “Mon Ami, My Friend”); piezas de Friedrich Hollaender, popularizadas por Marlene Dietrich (las románticas “Want To Buy Some Illusions” y “Falling In Love Again”); también otras composiciones, algunas antiguas (“Boulevard Of Broken Dreams” o el “20th Century Blues”, de Noel Coward) y otras más recientes (“Don’t Forget Me”, de Nilsson), afines al espíritu de Weill.