¿Y ahora qué toca? ¿Ningunear o reivindicar a
MGMT? ¿Cuál de las dos actitudes es más esnob? No es fácil tomar posiciones.
“Oracular Spectacular” (2008) atufaba tanto a
hype que era mucho más sencillo pronunciarse. Incluso sus defensores sabían que “Time To Pretend”, “Kids” y “Electric Feel” (porque eso era el disco, no había más) eran pan para hoy. Se quemaban rápido, rapidísimo, y a otra cosa. El signo de estos tiempos.
Sin embargo, en esta feria de las vanidades-tendencias donde importa más la recepción de un disco que el disco en sí,
“Congratulations” quiere ser excepción y saltarse alegremente estos parámetros: es un disco de alto riesgo y combustión lenta, no tiene singles
fast food y se presenta tan abigarrado y fantasioso como la libreta de apuntes de Lewis Carroll. Vamos, que el segundo álbum de Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser es tan distinto a lo que podríamos esperar de ellos que se diría que es otro debut, incluso otro grupo.
A dibujar este nuevo principio en el que MGMT parecen estar explorando todas las posibles vidas que podrían tener, los ha ayudado Sonic Boom, productor, teclista ocasional, gurú y prescriptor absoluto de “Congratulations”. En lugar de limitarse a sacar lustre a los acabados como hizo Dave Fridmann en el primer disco, Sonic Boom se ha dedicado básicamente a llenarles la cabeza de pájaros a Andrew y Ben. Una tutela mucho más ética que estética que depara un disco que parece la vuelta a ochenta mundos en un día. ¿Qué mundos? El de la bendita locura de Brian Wilson, el de la canción melódica soft y sentimental (muy emotivo el tema titular que cierra el disco), el del carisma
loser de Dan Tracey, el de la I+D de Brian Eno, el de las fugas de realidad de Syd Barrett, el de la parodia del pop de consumo… Muchos. Y del viaje por todos ellos nace otro mundo más: el de los renacidos MGMT. Un mundo maravilloso y contra el signo de los tiempos. ∎