Álbum

MJ Lenderman

Manning FireworksAnti-[PIAS] Ibero América, 2024

MJ Lenderman lleva ya tiempo orbitando por el panorama, no se acaba de sumar ahora a la corriente del folk-country como otras y otros muchos. “Manning Fireworks”, su excelente cuarto álbum de estudio, es un salvajismo sin filtro, una crudeza que escupe en la cara del pulido digital. Ya con “Boat Songs” (2022) nos tuvo comiendo de su mano, una amalgama perfecta de melancolía y magnetismo que nos obligó a rendirnos sin indulto. Hasta entonces, este joven rockero del sur de Estados Unidos y con cara de eterno adolescente también desplegaba su talento como guitarrista de Wednesday, el grupo country-noise de su exnovia Karly Hartzman, o detrás de la batería de Indigo De Souza.

En estos últimos años, su reputación como compositor se ha inflado como un globo, y con razón, aunque todavía le falte romper el techo de cristal del millón de oyentes en Spotify. Este disco puede que lo lleve a conseguirlo. Su álbum en directo “And The Wind. Live And Loose!” (2023) fue una obra maestra del caos controlado, donde la dulzura y la disonancia de sus guitarras ejercían un trabajo quirúrgico sobre las emociones. Y si eso no fuera suficiente, su colaboración de lujo con Waxahatchee en “Right Back To It” le dio el empuje definitivo. Artistas de los estados del sur, como la propia Katie Crutchfield de Alabama, Julien Baker de Tennessee y Lucy Dacus de Virginia, están revolucionando la escena del indie rock. Lenderman también sabe lo que hace, pero él lo concibe con la naturalidad de quien se toma una cerveza en un garaje mientras el resto de nosotros intenta aprender a afinar una guitarra.

MJ, Marc Jacob, tiene una habilidad virtuosa para montar una película en tu cabeza con una precisión científica, pero sin perder ni un ápice de visceralidad en las nueve pistas que conforman este álbum. “Manning Fireworks”, la canción homónima y que lo inaugura, comienza con una melancólica melodía country tocada con la guitarra acústica en la que aún no sabes qué te espera por delante. La esencia de este trabajo se va dilucidando con esperma deslizándose por las baldosas de una ducha de hotel en “Joker Lips” o con banderas de McDonald’s a media asta, más adelante, en “You Don’t Know The Shape I’m In”. No es extraño preguntarse sobre lo que estamos viendo, si es el comienzo reservado de una pesadilla sombría o un poema cutre convertido en un best seller literario. Y siempre con esa crudeza y voz portentosas, que nos llevan a encontrarnos a veces con el “Mutations” (1998) de Beck o el “Brighten The Corners” (1997) de Pavement, y por la que en cada poro de su música se filtran influencias palpables de Warren Zevon y Will Oldham.

“Rudolph” eleva un slide de guitarra en lo-fi donde Lenderman juega alegremente con referencias a Dylan (“How many roads must a man walk down til’ he learns”) deslizándolas en el sinsentido, a lo Malkmus. El riff distintivo de “Wristwatch” construye una base sólida para sus letras, que oscilan entre lo surrealista, el juego de palabras y la crisis existencial: “And I’ve got a houseboat docked at the Himbo Dome / And a wristwatch that’s a Pocket knife and a megaphone / And a wristwatch that tells me, I’m on my own”.

En “She’s Leaving You” habla sobre la crisis de la mediana edad. El rock alternativo melancólico de su estribillo encajaría perfectamente con cualquier canción de Nada Surf, que se ve reforzado por el acompañamiento de Karly Hartzman. Los violines rasposos y los elementos de bluegrass le dan un empuje de desamor a “Rip Torn”. “Bark At The Moon” es el acto final donde Lenderman nos sorprende a todos con una propuesta que dura exactamente diez minutos, una despedida digna y un cierre extraordinariamente autocrítico que invoca a Dinosaur Jr.

De los que desestiman las referencias musicales que aquí rebullen, esperamos su absolución, pero seguro que en algo estamos todos de acuerdo: este álbum, que conversa con la ruptura, es una auténtica autopsia de fascinación, confusión y miedo a la tristeza. Las melodías desenfadadas son tan cálidas como las de “Boat Songs”, pero la familiaridad de los personajes reside en sus desgracias y no en sus éxitos. ∎

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