El culto a la visionaria obra de Kevin Shields no ha dejado de crecer. Sobre todo en la última década, cuando la vuelta a la actividad de
My Bloody Valentine ha disparado los rumores de nuevo disco. Por ahora, lo único que ha llegado es la remasterización de
“Loveless” (1991): cuatro años tarde y por duplicado. Según Shields, una procede del
master y elimina la compresión digital, de modo que oímos un “Loveless” algo más expandido y con puntuales saturaciones; la otra toma como base la cinta previa a la digitalización y ahí Shields ha eliminado defectos y resaltado virtudes de la mezcla original. La diferencia más comentada es ese pellizco erróneo en uno de los CDs (durante
“What You Want”) que indica que el perfeccionismo de Shields no ha sido tanto.
Nada de ello resta altura a una obra que mantiene su incandescente resplandor. Un disco que redefine el concepto
wall of sound sin renunciar al formato monoaural, que confunde al oyente respecto a las fuentes reales de las que surge cada sonido, con
samples que no lo parecen y efectos
reverb en reverso. Poco cabe añadir a lo que escribió Guillermo Z. del Águila en RDL 259. Únicamente incidir en su condición de disco climático (pues genera una sensación de sofoco solo mediante sonido), apuntar que la tórrida y borrosa
“To Here Knows When” fascinaría por igual a Daniel Lanois que a David Lynch y sugerir que el experimento dance
“Soon” empieza a envejecer.
“Isn’t Anything” (1988) es menos mítico, pero más influyente. Es el demarraje del pelotón shoegazing, la ascensión a la cima tras la cual llega el descenso por el barranco que nadie podrá seguir; ni siquiera su banda, pues Shields grabó casi solo. Pero en “Isn’t Anything” ya se detecta la intención de utilizar el sonido como arma de distorsión sensorial.
“Soft As Warm (But Warm Inside)” es la caja de herramientas con las piezas separadas (batería, bajo hidráulico y melodía), las guitarras de
“Several Girls Galore” avanzan en dirección contraria,
“Feed Me With Your Kiss” es lo más cerca que estarían shoegazing y hardcore,
“All I Need” adelanta a The Jesus And Mary Chain conjugando lo industrial con lo etéreo y
“Sueisfine” obliga a recordar que la enajenada batería de Colm Ó Cíosóig fue clave.