Muy pocos tenían (teníamos) las antenas bien dirigidas cuando la canadiense Myriam Gendron publicó en 2014 “Not So Deep As A Well”, una colección de canciones en las que musicaba, a base de guitarra y voz, textos de la norteamericana Dorothy Parker: un disco de folk contemporáneo que parecía sacado del pozo de pasados remotos, delicado e hipnótico.
Siete años después, y tras un retiro para vivir plenamente su maternidad, la de Ottawa (instalada en Montreal) vuelve con un segundo largo extraordinario que la pone en cabeza de las practicantes del folk que se teje hoy en día.
Confiesa que el resorte que la llevó a construir “Ma délire. Songs Of Love, Lost & Found” lo encontró en “Au coeur de ma délire”, una canción tradicional de Quebec recuperada por Dominique Tremblay y Philippe Gagnon en un álbum publicado en 1971 por Polydor, aquí reinterpretada sobre un fondo de sonidos de campo cazados en el molino donde fue grabada. Fue este el punto de fuga que llevó a Gendron a sumergirse en composiciones tradicionales de Canadá, Francia y Estados Unidos para crear un tapiz de vasos comunicantes que engarzaran viejas melodías desde una óptica actual, sin que perdieran por el camino el peso de la tradición. El resultado es un extraordinario patchwork que en “Poor Girl Blues”, por ejemplo, combina el ancestral blues “Poor Boy Long Ways From Home” (considerado uno de los más antiguos del género e interpretado, entre muchos otros, por Howlin’ Wolf y John Fahey) con el remoto “Un canadien errant” (versionado por Leonard Cohen en 1979 en su álbum “Recent Songs”).
Combinando inglés y francés, temas originales y viejos tradicionales, Gendron se transmuta en chamana de canciones que parecen extraídas de las expediciones de Alan Lomax o de la referencial “Anthology Of American Folk Music” (1952) de Harry Smith, una de las biblias confesas de la canadiense.
Hay dos adaptaciones (“Go Away From My Window” y “I Wonder As I Wander”) del folclorista de Louisville John Jacob Niles (1892-1980); en la segunda (con cirugía en el texto de la propia Gerdon), clarinete y armonio otorgan un aire de melancolía fantasmagórica a una historia de amor y pérdida, con la voz en un tono tan dolorido que encoje el corazón.
“All The Pretty Little Horses”, tantas veces versionada (busquen: Joan Baez, Judy Collins, Víctor Jara, Current 93 & Nick Cave, Coil, Odetta, Calexico, Kristin Hersh, Laura Veirs…), resuena como nueva en este acercamiento sin aditivos, con una Gendron que por momentos parece cobijarse a la sombra de Elizabeth Cotten, tras haberse desplazado sin esfuerzo y con sentido por los confines de la experimentación con aportaciones de la guitarra eléctrica de Bill Nace (“C’est dans le vieux pays”, tradicional y uno de los picos del álbum) y la batería de Chris Corsano (“La jeune fille en pleurs”, uno de los cuatro originales de Gendron).
Dos tomas de “Shenandoah” (instrumental como corte 4 y con voz en el cierre del disco) y la extensa “Le tueur de femmes” (tradicional francesa, con toques de armónica) son otros de los momentos magnéticos de un disco que parece de otro tiempo y de otro lugar, revelación y confirmación de madame Gendron como creadora y excavadora única y excepcional. En lo más alto de mis recuerdos de 2021. ∎