Álbum

Neko Case

Neon Grey Midnight GreenAnti-[PIAS] Ibero América, 2025

“Carnassial” son los dientes que utilizan los carnívoros para desgarrar la carne, y así es como Neko Case ha bautizado el estudio que se ha montado en su granja de Vermont. Vale, la cosa se está poniendo un poco gore, pero tiene sentido. “Neon Grey Midnight Green” es la primera criatura salida de esa guarida y ya deja claro por dónde van los tiros. Aquí Case firma por primera vez como productora absoluta, subrayando la importancia de ocupar ese rol en un panorama donde aún es raro ver a mujeres con ese nivel de control creativo. Y no oculta que su fuerza actual también pasa por lo personal: ha descrito la menopausia como una “segunda adolescencia”, una etapa que le ha devuelto libertad y confianza.

Siete años después de “Hell-On” (2018), aquella súplica para escuchar las advertencias de la naturaleza y un planeta en llamas, Case reaparece a los 55 años al frente de doce canciones en solitario y sin dejar de ser la voz más reconocible de The New Pornographers. El álbum cuenta con la PlainsSong Chamber Orchestra, que aporta la escala dramática que atraviesa esta nueva entrega. Llega poco después de la publicación de su memoir, “The Harder I Fight, The More I Love You” (2025), un gesto doble que la muestra más abierta y decidida que nunca. El alma de sus letras existe en algún lugar de la barrera entre la maquinaria mundana y la materia orgánica, un territorio donde también han florecido recientemente los trabajos de artistas como Alondra Bentley en “La materia” (2024) o Françoiz Breut en “Vif!” (2024), explorando esa tensión entre lo íntimo y lo telúrico, entre lo humano y lo natural. Con su country-noir, por etiquetarlo de alguna manera, Case vuelve a crear música cinematográfica, visceral y profundamente personal.

Los tres sencillos marcan el esqueleto del disco. “Wreck”, que ya os adelantábamos aquí, enciende bengalas en un bosque húmedo, con violines que chisporrotean y Case cantando temblorosa, como un meteorito que se estrella en cámara lenta. Habla de amor desde la inseguridad y eso lo hace todavía más humano. “Rusty Mountain” cambia de paisaje con una montaña de clavos oxidados y una guitarra acústica que sostiene un rechazo claro a las canciones de amor vacías. Nada de azúcar, todo verdad. Y en “Winchester Mansion Of Sound” llega la elegía a Dexter Romweber, cantante y guitarrista de los Flat Duo Jets que falleció en 2023. Un viaje que mezcla el eco espectral de Robbie Basho con la ingenuidad de la canción popular infantil “Down Down Baby”. Una locura preciosa.

El cariño que siente por quienes han pasado por su vida atraviesa el disco también en “Match-Lit”, sencillo que lo cierra y que funciona como tributo a Dallas Good (The Sadies): un sueño en el que Good se le aparece para luego desvanecerse dentro de un cactus. La canción arranca con cuerdas dramáticas y concluye con un guiño privado a “Love Is Strange”, de Mickey & Sylvia pero reconocible por “Dirty Dancing” (Emile Ardolino, 1988), último destello antes del silencio. En un plano más íntimo, piezas como la maravillosa “An Ice Age” y “Oh, Neglect...” abordan el duelo con su propia infancia, la madre ausente y la necesidad de aceptar esas heridas que siguen marcando su presente: “Til you see your mother in the brine / Of oily slick communion waves…”. Una imagen durísima de la madre convertida en una figura lejana, inalcanzable, casi contaminante.

En “Destination”, Case convierte al “extraño” en el verdadero destino, una figura que puede ser amiga, colega o cómplice musical. Es una apertura cálida y grandiosa que encuentra eco más adelante en “Little Gears”, otra de las grandezas del álbum, donde la simple observación de una araña tejiendo su telaraña se transforma en metáfora de la fragilidad humana: “I watched a spider build her web / It’s something I’d never done before. El acompañamiento es sublime, con el piano marcando las hileras de seda y los vientos añadiendo el veneno justo.

Escuchar “Neon Grey Midnight Green” es un placer extraño, lleno de sombras y destellos, como sus propios colores imposibles. Una delicia de disco que confirma a Neko Richelle Case como una alquimista de duelos y destellos. Y si alguien se pregunta por qué ese título tan marciano, basta con mirar un cielo del Pacífico Noroeste y sus tonos gris neón y verde medianoche que parecen inventados, pero existen. Como existe esta música. Una chispa breve o un resplandor infinito, según cuándo decidas apagar la luz. ∎

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