50 años de la aparición de “Neu!” (1972), el primer disco del seminal dúo de krautrock formado por Michael Rother y Klaus Dinger (sin olvidar a Conny Plank, coproductor e ingeniero de sonido). Imposible hoy, tantos años después, dilucidar qué ritmos han ejercido más influencia, si los de Dinger, los del Jaki Liebezeit de CAN o los sintéticos de Kraftwerk (banda por la que desfilaron, muy al principio, tanto Dinger como Rother). En todo caso, el epicentro del mejor rock alemán de los 70, cuya rememoración, cita o halago no cesa. Recientemente, hemos visto a Rother en el festival MIRA celebrando el cincuentenario de su debut. Y cinco décadas desde la salida del primer disco dan pie a una caja de cinco vinilos que compila casi toda la obra del dúo: “Neu”, “Neu! 2” (1973) y “Neu! 75” (1975) –los tres editados en su momento por el sello de Hamburgo Brain Records–, más dos discos con remezclas realizadas por otras bandas. La versión con cinco compactos incluye, además, el cuarto y no oficial disco, “Neu! 4”, grabado en 1985 producto de un intento de reunión. No se pusieron de acuerdo en la producción y mezclas y apareció una década después en el sello japonés Captain Trip, aunque estuvo poco tiempo en circulación hasta que lo reeditó en 2010 Grönland Records –la compañía creada en Berlín por el cantante Herbert Grönemeyer– con el título de “Neu! 86”.
Ha quedado fuera del boxset el otro disco que publicó Captain Trip, “Neu! ’72 Live! In Düsseldorf” (1996), un directo de improvisaciones. El dúo se convirtió en terceto en este concierto con la entrada de Eberhard Kranemann, inventivo multinstrumentista (contrabajo, guitarra, saxo tenor, electronics) que había estudiado con Joseph Beuys. Son solo tres temas registrados en una actuación del 6 de mayo: el primero dura cuarenta minutos y no es Dinger quien lo controla, sino el contrabajo jazzístico de Kranemann. Este live sí fue incluido en la caja compilatoria de cinco compactos lanzada por el mismo sello Grönland en 2010.
Las definiciones y parabienes acerca de “Hallogallo”, el tema que abre el primer disco, se han quedado cortas: su patrón rítmico es inimitable, así como la atmósfera tan peculiar que crea la “inocente” guitarra eléctrica y la repetición hasta el infinito de ese ritmo tan físico que no deja de crecer, subyugante, movedizo, durante los diez minutos que dura el tema. Intentaron algo parecido con el corte inaugural de “Neu! 2”, “Für Immer (Forever)”, un poco más largo, un poco menos trepidante, con un inicio distinto, en el que la música no emerge desde las profundidades cada vez a más volumen, sino que parece estar aún desincronizada, acordes y desacordes. Pero esa pulsión de la percusión acústica y eléctrica ya no nos abandonaría jamás.
La música del dúo fue multiforme, exploratoria. En el primer álbum pasan a una abstracción sonora oriental mediante el banjo japonés que siempre acompañaba a Dinger (“Sonderangebot”), recuperan los ritmos metronómicos con un portentoso compás del bajo, pero aderezados con unas guitarras rockeras más sucias y cortadas en seco (“Negativland”), y ejecutan una especie de cavernosa nana (“Lieber Honig”). En el segundo disco abundan las composiciones cortas, como la sombría “Gedenkminute (Für A + K)” –un minuto de silencio elaborado con el sonido del viento y unas campanas premonitorias–, la desaliñada y distante “Cassetto” y la pasada de revoluciones “Super 78”, con una manipulación de cinta de casete que haría las delicias de Brian Eno. En el tercer álbum se imponen texturas algo distintas: las breves notas de un piano introducen “Isi”, un tema donde cohabitan, no sin tensión, la rítmica reconocible del motorik, los jugueteos de sintetizadores más planeadores y las melodías de Kraftwerk y la escuela de Düsseldorf. El tempo aletargado marca “Seeland”. Todo lo contrario es “After Eight”, un espasmo de rock’n’roll. Pero “Hero” es otra oda al síncope rítmico, aunque aderezada con voces asilvestradas, y “E-Music” corresponde al característico trance rítmico de diez minutos, con ventisca ululante como colofón. En ambos temas se añaden los tambores de Thomas Dinger, hermano de Klaus, y de Hans Lampe, los dos músicos con los que Klaus formaría La Düsseldorf. Estaba germinando, pues, la separación.
Tras la escisión, Dinger daría vía libre a La Düsseldorf y, más tarde, La! Neu?, grupo en el que mezcló las dos corrientes. Falleció en 2008 a causa de una insuficiencia cardíaca. Rother se asoció con Roedelius y Moebius para formar Harmonia y desde 1977 ha publicado una decena de discos a su nombre, no tan inventivos como los de Neu!, pero muy coherentes, además de girar en directo interpretando el temario de Neu! y Harmonia con músicos como Steve Shelley y Aaron Mullan (los tres tocaron en el Primavera Sound de 2010). Hubo después el amago de reencuentro, reconciliación o volvamos a intentarlo a ver qué pasa con el citado “Neu! 4”. Es un artilugio extraño, que desea jugar en otra liga, con cuantioso espacio para la distensión: “La Bomba (Stop Aparthijd World-Widel)”, con su ritmo bailable y texto irónico, aunque en realidad se inspira en “La bamba”; la traviesa “Crazy”; la subversión de la música disco de “Dänzing”; la amalgama de voces tratadas de “Flying Dutchman” o el collage de anuncios publicitarios de “86 Commercial Trash”.
En el “Tribute” incluido en el boxset para conmemorar mejor la onomástica (dos discos en la edición en vinilo y un solo CD en el cofre digital) no se ha recuperado ninguno de los temas que conformaron “Brand Neu!” (2009), un disco realizado bajo la influencia de Dinger y Rother y que contó con temas de LCD Soundsystem, Primal Scream, Oasis, Ciccone Youth, Kasabian, Holy Fuck, una de las últimas grabaciones de La Düsseldorf y una pieza de Rother en recuerdo de Conny Plank, fallecido en 1987.
En este tributo impera la remezcla, con dos excepciones: los bostonianos GUERILLA TOSS se inspiran en algo del tejido sonoro de Neu! para su muy pop “Zum Herz”, y ALEXIS TAYLOR (Hot Chip) bucea en los sonidos más temperados y acuosos de Dinger-Rother para los trece minutos repetitivos de “4+1=5”. El “I’m Glück” del primer disco, un tema de ambient acuífero con resonancias de Popol Vuh, es devuelto en paradójica simbiosis a los dominios métrico-hipnóticos del krautrock más conocido por THE NATIONAL; es una mezcla que dialoga de tú a tú con el original. MOGWAI rebajan en gran medida con su remezcla la gamberrada rockanrolera de “Super”, tema que cerraba “Neu! 2” y que también mezclan los experimentales MAN MAN sin apartarse demasiado de la toma original. YANN TIERSEN hace insondablemente misteriosa “Lieber Honig”.
Y no podía faltar la apropiación desde la mesa de mezclas de “Hallogallo”. Del tema estrella se han encargado STEPHEN MORRIS (batería de Joy Division y New Order) y GABE GURNSEY (de la banda de electrónica posindustrial Factory Floor), llevándolo por momentos a terrenos más propios de Kraftwerk sin perder nunca de vista el simpar rasgueo de guitarra de Rother y la percusión orgánica de Dinger. ∎