“Skeleton Tree” no es una excepción. Podría haber optado por un “disco de duelo” explícito, una colección de canciones a corazón abierto detallando el calvario que golpeó a él y a su familia. La solución ha sido otra: con la excepción del devastador inicio de
“Jesus Alone” (
“You fell from the sky, crash-landed in a field near the river Adur”), Cave desperdiga su dolor en una narrativa que elude la crudeza de los hechos (ejemplar
“Rings Of Saturn”, casi una novela en miniatura preñada de imágenes tan hermosas como herméticas), pero que transmite de forma diáfana y brutal ese sentimiento de desolación y congoja por el hijo perdido. Cave sufre, incapaz de racionalizar lo ocurrido (
“And in the bathroom mirror I see my vomit in the sink”:
“Magneto”), superado por los acontecimientos (
“There are powers at play more forceful than we”:
“Anthrocene”) y dudando de la fe que lo sostiene (
“They told us our gods would outlived us / but they lied”:
“Distant Sky”). De alguna forma, “Skeleton Tree” logra trascender el hecho concreto de su desgracia para hablar de nuestro lugar en el Cosmos y de la capacidad sanadora del amor y la compasión, enlazando (pienso) con la filmografía de Terrence Malick a partir de “El árbol de la vida” (2011): de hecho, si suprimimos la voz de Cave y dejamos los
tracks instrumentales, estas músicas podrían acompañar sin problemas muchas de las imágenes últimas del cineasta de Illinois.
La música. Todo el poder de la escritura de Cave y su voz (aquí más serena y cercana que nunca, casi al borde del llanto) está encajada en “Skeleton Tree” en una arquitectura sonora que jamás levanta la voz, pero que es tan intensa que hiere: paisajes sonoros oscuros y reptantes que, con la colaboración del cada vez más imprescindible Warren Ellis, echan raíces en pianos escuetos, vibráfonos a cámara lenta, sintetizadores ambientales y cuerdas en tensión. En “Anthrocene”, la percusión parece anunciar una tormenta que nunca llega, y en “Distant Sky” la soprano danesa Else Torp (del ensemble vocal de Paul Hillier) le da la réplica a Cave en un remanso balsámico que prepara el camino para el cierre con el tema titular, ese “árbol seco” que, después de recordarnos que
“nothing is for free” se desvanece con una nota de esperanza mientras se repite el mantra
“and it’s all right now”.
Que nadie busque aquí al Nick Cave salvaje y extrovertido. “Skeleton Tree” es un veneno lento, una marea negra que impregna los sentidos, una obra maestra firmada por un hombre que ha sido capaz de lidiar con la pérdida de su
“little blue eyed boy” y entregar una de las grandes cimas de una carrera que, después de más de treinta y cinco años, aún conoce los secretos de la Torre de la Canción. ∎