Patrick Watson

Por casualidades de la vida, el noveno álbum de Patrick Watson ha tenido el mismo punto de partida que “Hasta que me quede sin voz”, el documental sobre Leiva que tanta promoción está teniendo en los últimos días. Tras un concierto en Atlanta, el músico canadiense sufrió una hemorragia en una cuerda vocal y llegó a pensar que no podría volver a cantar más. Su solución fue canalizar su creatividad con la ayuda de varias vocalistas invitadas, algunas tan eminentes como Martha Wainwright y otras casi desconocidas. Posteriormente, su voz volvió, y acabó dando forma a un disco con dos temas cantados por él y nueve duetos.

El tema de arranque, “Silencio”, ya sorprende porque se inicia en castellano, con la voz de November Ultra (francesa de origen español) cantando: “Silencio, yo te di el silencio / Pa’ que tu entiendas cómo va la vida / ¿Cómo va la vida?”, y luego es el canadiense quien responde: “I lost my voice ‘cause I talked too loud / Like an old friend that ain't hanging around / And in this quiet well I do my best / But I can't stop making this shit up in my head / But that's all right I think I see the light”. Tras ponerse literalmente autorreferencial a la hora de explicar el momento que impulsó el disco, termina adentrándose en ideas filosóficas más generales y espantando el fantasma de que se tratase de una obra demasiado autobiográfica, rollo: “Mirad, os voy a contar lo que me ha pasado”.

De hecho, lo más interesante de este álbum es que funciona casi como una especie de showcase para descubrir voces no muy conocidas: de Anachnid a Solann pasando por Charlotte Olena o Hohnen Ford. Todas las canciones son intimistas, se grabaron de forma aparentemente rápida y precaria, pero suenan tan exuberantes en instrumentación y arreglos como es propio de Watson (y de sus colaboradores habituales Mishka Stein y Olivier Fairfield), aunque sin incurrir en exceso de pompa. Eso sí, a su pop de cámara habitual le ha pillado el gusto de añadir sintetizadores modulares y otros efectos electrónicos que hacen más sugestivo el resultado final. De entre todos los temas, destaca por encima “Ami imaginaire”, pop electrónico casi bailable interpretado junto a la cantante de Quebec Klô Pelgag. Es también un álbum políglota que incluye además unas líneas en portugués (cantadas por MARO en “The Wandering”) y un tema completamente en francés como despedida: “Ça va”.

La Force, quien ya apareció en el álbum anterior del canadiense, le da el contrapunto en “The Lonely Lights”, y Martha Wainwright se enfrenta a él en un dueto de corte bastante clásico en “House On Fire”, aunque ese factor queda más patente en “Gordon In The Willows”, una balada de piano sobre la que se alza la voz de una Charlotte Cardin que parece esforzarse por domar su pulsión de exhibicionismo de qualité. Afortunadamente, ese factor acaba perdiendo en favor de unas canciones que siempre preservan su cualidad más íntima. ∎