Álbum

PinkPantheress

Fancy ThatWarner, 2025

Con su nueva mixtape, “Fancy That”, PinkPantheress alcanza su forma definitiva: no como una compositora que busca encajar en los confines del pop clásico, sino como una curadora de destellos emocionales de una adolescencia fracturada, codificados en speed garage, melancolía emo y destellos de la fiebre club de los dos mil. Su característica brevedad, antes criticada como un subproducto de la era TikTok, ya no es un minimalismo como mecanismo de defensa, sino una elección estética. Una destilación pura.

En “Fancy That”, esta filosofía de lo pequeño gana un peso emocional y una nitidez sonora nuevas. PinkPantheress (o Victoria Walker) sigue navegando la nostalgia, pero no se limita a un collage de referencias Y2K. No solo cita “Romeo” de Basement Jaxx, sino que lo arrastra al caos brillante del hyperpop de los dos mil veinte, dotando a su melodía vocal de una urgencia acelerada y vertiginosa. De igual modo, “Illegal” no samplea “Dark & Long (Dark Train)” de Underworld, sino que lo habita, como un espectro de rave susurrando desde una pantalla de alta definición.

Sus referencias –rarezas de William Orbit, cuerdas al estilo Panic! At The Disco, un guiño descarado a Jessica Simpson– no están ahí por capricho; son reinterpretadas con sensibilidad de archivista. Como una DJ con amnesia, reconstruye el corazón emocional de la música de baile británica a partir de recuerdos rotos. Esto no es el hardcore continuum como una línea histórica, sino como una caja de recuerdos, abierta y reordenada por una genio del pop sin agnóstica de género.

“Girl Like Me” y “Noises” son quizá las expresiones más desatadas y gozosas de su estética hasta ahora: llenas de glitches, frenéticas, zigzagueando entre fragmentos vocales alterados y efectos caricaturescos. Pero incluso en medio del asalto sonoro, se percibe una construcción meticulosa. La música de Walker es densa, pero nunca caótica. Cada esbozo de dos minutos es estructuralmente sólido, aunque parezca al borde del colapso. Y hay algo que decir sobre la fricción tonal en canciones como “Stateside”, donde el anhelo romántico se transforma en una parodia geopolítica, convirtiendo una balada transatlántica al estilo Estelle en un anuncio surrealista sobre desamor y fronteras.

En última instancia, “Fancy That” se siente como una obra silenciosamente radical. No destruye la forma del pop, pero la vacía y la redefine. PinkPantheress hace música no para la pista de baile, sino para el ritmo interno y cambiante de una generación criada entre subidones de dopamina y bucles de nostalgia. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados