Es casi tentador etiquetar a
Pissed Jeans como “hardcore feminista”, por la cantidad de letras dedicadas a la estupidez humana y a las ridiculeces del machismo que el cuarteto de Pensilvania coloca a lo largo de toda su discografía. Además, con ese basto sentido del humor que los caracteriza, introducen el discurso a través de un género que originalmente noqueaba la presencia femenina en sus
circle pits.
En su quinto álbum, y transcurridos una docena de años desde su debut, continúan sin ceder ni un ápice de ingenio, ruido ni vehemencia, y eso que en “Goodbye (Hair)” ya avisaban de que los acosaban los achaques de la edad. En
“Why Love Now” suenan más nítidos, pero la mala leche bien encaminada sigue en canciones como
“The Bar Is Low”, donde condenan a toda la especie masculina –¡tampoco hay que pasarse!–,
“Love Without Emotion” o
“I’m A Man”, con la escritora Lindsay Hunter reproduciendo en un discurso paródico los clichés micromachistas.
Para continuar con la seriedad de su sonido abrupto –entre el american hardcore y el stoner– y la lírica reivindicativa socarrona, han contado con un binomio de productores de leyenda: Lydia Lunch, emperadora de la no wave, y Arthur Rizk, figura local del metal. Así han construido un trabajo de contrapesos (vean el reciente undefined de “The Bar Is Low”), entre la ira y la burla. ∎