Pulp

La popularidad se encaprichó de Jarvis Cocker tarde. Demasiada experiencia para dejar escapar la oportunidad que le brindó el sorprendente éxito de “His ’n’ Hers” (1994) de consolidarse como una pop star absoluta. La morfología de la supernova era la única incógnita y comenzó a despejarse a finales de mayo, fecha de publicación de “Common People”. En esa canción, el orgullo de la clase media metía en cintura a una estudiante burguesa (y extranjera) que pretendía ahogar sus miserias en la vulgaridad proletaria. Meses después, “Mis-Shapes”, himno populista aparejado con la polémica “Sorted For E’s & Wizz” en un segundo single con doble cara A, giraba en la misma dirección. Cuando nos enteramos de que el álbum que anticipaban iba a titularse “Different Class”, supimos que Jarvis Cocker es el frontman más inteligente del Reino Unido.

Con el revival del britpop como un freno sin zapata a la evidente decadencia de la cultura británica, Jarvis se erige en portavoz de la working class y sus valores, sin apartarse en ningún momento de sus obsesiones –el sexo en la autoparódica “Underwear”, la mecánica del deseo (“I Spy”) y los dimes y diretes que provoca el amor (la tremenda “Live Bed Show”)– y, lo más impotante, con la distancia de seguridad –no, no es Paul Weller– que dicta la ironía. Pulp –nada ni nadie sin el decir (y la imagen) de Jarvis– buscan (y encuentran) la autonomía de sus climáticas escapadas, vía Marc Almond, hacia Scott Walker y Jacques Brel, con parada en la disco music –“F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E.”– y fonda en el Bowie más glam. En definitiva, “Different Class” contiene exactamente lo que esperábamos de Pulp –“Sorted For E’s & Wizz” anula la segunda mitad de “The Great Escape”– y, por encima de todo, sitúa a Jarvis Cocker como la única presencia que justifica por sí misma una escena que, salvo puntuales ramalazos de genio –el de Suede; el de Oasis, a ratos; Black Grape, claro, beben aparte–, nos sabemos, acaso tristemente, de memoria. ∎