Álbum

Roc Marciano & The Alchemist

The Elephant Man’s BonesALC-Marci Enterprises-Empire, 2022

Los caminos de Roc Marciano y The Alchemist estaban condenados a llegar hasta aquí. Con una carrera que en ambos casos se cuenta por décadas –aquí es importante destacar sus encuentros con Prodigy– y con prolíficas colaboraciones anteriores, el signo de los tiempos actuales demandaba este álbum. El primero es padre honorífico de la ola pre y post Griselda Records que marca el estado del arte rap actual; el segundo es arquitecto sonoro y coautor de algunas de las referencias más destacadas de los últimos años. Y este LP era todo lo que muchos esperaban –esperábamos–, así que solo queda preguntarse: “¿Ha cumplido?”. El trabajo no se guarda nada y ya desde el arranque –en el que nos recibe Marciano a modo de narrador blaxploitation“Daddy Kane” nos presenta un beat que huye de la dictadura del drumless y arroja un dúo con (Roc) Action Bronson, vibrante y dinámico; mood que baja de nuevo en “Deja Vu”, con tintes de improvisación jazzística y tonos de spoken word. “Quantum Leap” deja este camino atrás y empieza a establecer un dualismo formal y conceptual que se antoja norma en el recorrido.

Por su parte, el corte que da nombre al disco es la quintaesencia de lo que representa este trabajo: apenas poco más que un skit con aires de crooner al piano recitando sobre notas minimalistas. Pese a ello, el ambiente vuelve a endurecerse en pistas como “Bubble Bath” o “Liquid Coke”, hasta alcanzar el punctum en “Trillion Cut” gracias a un Boldy James que demuestra, nuevamente, por qué es uno de los MCs más interesantes de la actualidad. Durante los últimos compases del álbum, nos encontramos con momentos álgidos como “Zig Zag Zig” o “Zip Guns”, para acabar con una suerte de cobertura nostálgica vía “Think Big”.

Hablando ya en términos generales, este proyecto demuestra que cuando dos genios se juntan posiblemente no se necesite nada más. La fórmula que ambos ponen sobre la mesa, que es nada más y nada menos que lo que mejor saben hacer, es suficiente para parir uno de los discos de rap del año, sólido y con pocas fisuras. El único pero es quizá ese: nada inesperado, un sobresaliente pero no matrícula de honor. Por el camino se queda la capacidad de sorpresa o ese hambre superlativa que representó en su momento una obra como “Marcberg” (2010), de Roc Marciano en solitario. Pero por suerte nos queda la madurez y seriedad de este álbum. Que no es poco. ∎

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