Sam Shackleton y Ben Chasny, el hombre de Six Organs Of Admittance, unen fuerzas por vez primera en este álbum de siete cortes, “Jinxed By Being”. Lo que parece una unión extraña, casi contranatural, no lo es tanto si consideramos sus credenciales. Ambos son criaturas subterráneas que casi nunca muestran el rostro en las portadas de los discos. También son bastante prolíficos: el primero más dado a las colaboraciones –este mismo año ha vuelto con Scotch Rolex en “The III Hands Of Doom”, junto a Omutaba–, mientras que el viejo guitarrista de Current 93 tiende a cocinárselo todo él solito. En 2024 ha publicado “Time Is Glass”.
Las coincidencias no terminan ahí. El angelino –Chasny– y el inglés de Yorkshire –Shackleton– elaboran una música que podría calificarse de ritualista. A eso suena enteramente “Jinxed By Being”. La absorbente “The Voice And The Pulse”, su primer corte, cuenta con una base percusiva, ambientaciones electrónicas y voces alucinatorias que pueden recordar a algo de Jon Hassell. Traspasado el umbral, llega “Open Your Heart”, donde sus sonoridades ligeramente orientales se ven invadidas intermitentemente por los arpegios de la guitarra acústica de Chasny, que impulsan rítmicamente la pieza creando junto al resto de sonidos ascendentes una atmósfera que parece incitar más a la iniciación en algún culto arcano que al simple entretenimiento.
La ambientación vuelve a cambiar con el gamelán líquido de “The Grip Of The Flesh”, la guía dark-folk de Chasny y las voces de ambos artistas, acontecimiento este verdaderamente raro. La pieza más corta del disco dura más de siete minutos, pero la mencionada y “The Sign Of The Dove” casi alcanzan y superan, respectivamente, los diez. El estado liminal inducido por la sinfonía fantasmal de “Jinxed By Being” puede ser intenso. Chasny y Shackleton juegan a saltarse las prescripciones de lo que puede ser un disco de neopsych-folk con ambientaciones electrónicas al uso. Su escucha es turbadora y asfixiante, pero fluye sin dramatismos. Sus estructuras permanecen abiertas de par en par, no pretenden atraparte con dulces para jipis buscando estados alterados de conciencia, su abandono inducido es más bien inquietante. Las melodías resultan extrañas, se basan en la repetición. Y su psicodelia puede resultar ácida y abrasiva, sí, pero respira, suena distinta, imaginativa, como nueva. El paso de la muy oscura “Stages Of Capitulation” a “The Sign Of The Dove” es uno de los más fascinantes del álbum.
Six Organs Of Admittance y Shackleton, como dos perversos Svengalis salidos de un thriller parapsicológico, consiguen algo que raras veces se espera. No está claro si quieren olvidarse de todo lo aprendido o si han sabido destilar como nunca sus inclinaciones esotéricas. La portada de “Jinxed By Being” es uno de los mejores cuadros del simbolista polaco Marian Wawrzeniecki (1963-1943), titulado “Tamed”, y la idea central del disco, algo así como “gafado por ser”, o por estar, no parece existencialista. Estamos aquí para morir, sí, pero hay algo más que parece querer liberarse, que anima lo corpóreo y constituye un ser poderoso capaz de domeñar a la bestia, como hace la dama a la serpiente.
No esperen que Chasny entone el aleluya o que Shackelton arranque una saeta. Hacia el final, “Electric Storm” –que empieza como “All Tomorrow’s Parties”, de The Velvet Underground– o “Spring Will Come/Oliver’s Letter”, donde entonan “the mystery must prevail as the spring that will return”, el dúo parece abogar por algo cíclico donde lo que se marchita, o es destruido, resurge. Por eso la música de este álbum permanece inconclusa, humeante, palpitante, circular, trascendental. Hay muchas maneras de expresar misterios así. Curiosamente, la serpiente también representa al dios Asclepios, laminado por Zeus por su poder subversivo de resucitar a los muertos. La poderosa música de Shackleton y Chasny simboliza ese mismo resurgir y suena a reinvención. Pero todos tranquilos, que Zeus ya no es el que era. ∎