Al igual que Shopping, la otra sensación actual del post-punk británico,
Shame consiguen desmarcarse en el aguerrido terreno de juego del género sin apenas plantear nada nuevo, simplemente trayendo bajo el brazo un disco que cala y fastidia como un escupitajo.
“Songs Of Praise” no cuenta con los atributos de otros aventajados alumnos recientes (el cariz vanguardista de Preoccupations, la astucia de Iceage), pero puede congratularse de lucir con descaro manidos adjetivos como “fiero” y “afilado”.
Sin apenas formación, los miembros del grupo vieron hecho realidad su sueño de formar una banda y conquistar lo más alto en apenas tres años. Hoy viven sus giras como si fueran las últimas, y su líder, Charlie Steen, tira de spoken word para entonar
“es lo que queremos, lo que necesitamos, algo que podamos tocar y sentir, algo creíble y no cuestionable”. Con esa letra, del single insignia
“The Lick”, se refieren al próximo
hit bomba que recomiende el ‘NME’, uno que podría ser perfectamente el suyo. Es solo un botón de muestra de la autoafirmación que se desabrocha a lo largo del minutaje, entre picos de chulería (
“One Rizla”) y mordiscos anticonformistas (
“Tasteless”).
Además de garra melódica, los de Londres cuentan con una energía instrumental que fluye a raudales. Suenan especialmente obstinados por despacharla y por hacerse oír, con Steen repitiendo versos ad nauseam (
“espero que estés escuchando”, grita en
“Concrete”;
“mi lengua nunca se cansará”, en la saltarina
“Lampoon”). Solo les falta sacudirse de encima algunos tics lad rock como los que convierten
“Angie” en un pesado recuerdo de Oasis, y aferrarse a sus influencias más chispeantes (The Clash) y espinosas (Slint). Si no se inmolan antes de tiempo, tienen futuro por delante. ∎