Llega el séptimo disco de la pareja formada por Zooey Deschanel (she) y M. Ward (him) tras seis años de silencio, pues no lanzaban nada desde “Christmas Party” (2016), el que fue su segundo álbum de versiones navideñas. Versiones y más versiones en su carrera, pues hasta en el último LP donde incluyeron canciones suyas originales, “Volume 3” (2013), con once firmadas por Deschanel, había tres covers. Así las cosas, no debe haber sorprendido a nadie que se hayan destapado ahora con este “Melt Away: A Tribute To Brian Wilson”, salvo, tal vez, porque en esta ocasión su ejercicio revisionista solo está dirigido a un nombre y un apellido. El resultado, vayamos al grano, se deja escuchar con la amabilidad de lo que es: la bonita reverencia de dos fans confesos al compositor que seguramente más marcó ese sonido del sur de California con el que ambos se empaparon cuando eran críos y en las oldies radios de sus casas y coches sonaba lo que sonaba.
Aunque igual por ese sentimiento mismo, el de estarle enviado a sus respectivos pasados inocentes una carta de amor tan personal, se han quedado cortos de atrevimiento y han preferido sonar respetuosos y digeribles antes que audaces. Salvo en algunas elecciones del repertorio, como es el caso de “Deirdre”, del disco “Sunflower (1970), “Good To My Baby”, de “The Beach Boys Today!” (1965), o “Melt Away”, la única de la discografía en solitario de Wilson, de su debut homónimo de 1988, que se salen del guion de un recopilatorio previsible de The Beach Boys. También es audaz una interpretación como la de “Heads I Win-Tails I Lose”, de “Surfin’ Safari” (1962), otra oscura elección, donde con la distorsionada voz de M. Ward y su guitarra al mando sí se adentran por la partitura con más hondura, palpando ese solapado desespero y aquella soledad que Wilson y sus chicos de la playa escondían bajo sus arreglos rebosantes de armonías. Posiblemente por esa senda, donde la melancolía no habría sabido tanto a endrinas y a dulce paraíso perdido, el disco habría resultado más gratificante y menos un suave acompañamiento de fondo. Porque para traer la nostalgia a la vida hay que atraparla con sus luces pero también con sus sombras. Es así cuando el pasado nos reinventa y no solo nos consuela (que tampoco está mal, claro, pero no es lo mismo). Léase aquí lo que logró Wes Anderson en “El Gran Hotel Budapest” (2014).
Aunque, nobleza obliga, hay que mencionar que a Brian Wilson, que aquí colabora aportando su voz actual en “Do It Again”, sencillo de adelanto de aquel álbum, “20/20” (1969), con el que The Beach Boys se despidieron de su década gloriosa, ha dicho que este tributo de She & Him le ha gustado mucho como queda. ∎